A las elegantes reseñas que ya hicieron de mi libro A merced de los pájaros José María Jurado y Rafael Roblas, se suma ahora la que publica hoy Enrique García-Máiquez, un poeta cuya Casa propia admiro y un bloguero cuyas entradas diarias leo a diario, aunque, como sabéis, soy de poco comentar. Soy además un forofo de sus haikus. Su reseña me ha llegado al corazón porque en ella cuenta que propuso a la revista Poesía Digital que reseñasen mi libro. Como la revista al final no lo ha hecho, el gesto de Enrique tiene ahora mucho más valor a mis ojos. Con eso me doy más que por satisfecho.
Sólo cuando mi libro ha sido publicado, me he dado cuenta realmente de sus aciertos y sus errores y les doy la razón en todo a mis reseñistas. Ése es el sino del escritor: los aciertos y los errores no son los que uno piensa, sino los que son y uno se da cuenta de eso cuando la obra ya no es suya, sino de los otros y, lo más fuerte, uno es esos errores que lamenta y, menos mal, uno es también esos aciertos que otros alaban.
Así que gracias a todos por mostrarme el camino con palabras tan claras, tan amables y tan elegantes.
6 comentarios:
Yo no he leído tus poemas, pero estoy seguro de que serán estupendos. No solo por las reseñas que te dedican, sino sobre todo porque me consta que todo lo que escribes anda entreverado de cabeza y corazón, en exquisito equilibrio. Y ese es el secreto de la literatura, de la de verdad.
Un abrazo
Me ha gustado esto:
"...su bendición es cuando sus cantos llegan, efectivamente, antes que él a su patria: o sea, cuando le enseñan el camino, no cuando cuentan su historia, sino cuando se la crean."
Ya puedes estar contento.
Benjamín, no había pensado en esa mezcla tan estupenda de cabeza y corazón que dice que hay que tener. Un abrazo.
Lolo, no me puedo quejar. Un reseñista de lujo. Un beso.
El agradecimiento es mío. Tu libro no se despega de mi mesilla de noche.
Ah, y los errores son encantadores.
(Encantadores y menores y pocos, quise decir, eh.)
Enrique, voy a enmarcar tus palabras para cuando me desanime. Chócala.
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