viernes, 30 de abril de 2010

El velo musulmán

Antes lo tenía claro: nada de velos ni en centros públicos ni en la calle, pero no porque fueran un símbolo religioso, que eso no es malo, sino porque me parecía que atentaban contra la dignidad de la mujer. Yo me decía: si hombres y mujeres tenemos cara, ¿por qué ellas se la han de cubrir y nosotros no?

Pero ahora me planteo que, dado que nadie tiene el monopolio de la verdad, ¿quién soy yo para prohibir esas cosas?

Lo que sí tengo claro es que si el consejo escolar de un centro educativo votado democráticamente por padres, profesores y alumnos decide que los alumnos no pueden acudir con piercing, gorras y velos, ¿por qué se arma ese revuelo? No se puede y ya está. En cada sitio hay unas normas. ¿No sería absurdo que una dependienta de El Corte Inglés se empeñara en trabajar con burka y no con el uniforme de El Corte Inglés?

En fin, en esto, como en todo: en la calle uno puede tener para vestir todo el mal gusto que quiera, pero en los centros de trabajo y en los educativos hay unas normas. A quien no le gusten, que se busque otro trabajo u otro colegio.

12 comentarios:

Dyhego dijo...

Don EPIFANIO:
No se sabe muy bien cómo empiezan estos berenjenales y tampoco cómo acabarán.
Si se permite el velo habrá que permitir la boina, la visera, la gorra, el casco, la toca, el sombrero, la cofia, la pamela y el gorro.
Antes, a los caballeros el protocolo les exigía estar descubierto bajo techado (iglesias, casa y cualquier otro edificio), pero la Bibi, si quiere ser consecuente, tiene que lanzar una ley taxativa y contundente para permitirnos a los hombres llevar cubierta la cabeza como nos dé la gana.
Por desgracia hay niños que pierden el pelo por motivos médicos. ¿Qué se hace en estos casos?
Pero la cosa se puede complicar aún más porque si un chico decide vestirse con la chilaba, un escocés dirá que viene con el kilt y, yo para no ser menos, saco del guardarropa los zaragüelles de huertano y me los pongo.
¿Que no se pueden complicar más las cosas? ¡vaya que sí! Si un día viene al instituto un naturista, tendría perfecto derecho a ir desnudo (en una película muy divertida de Berlanga había un naturista que para que no lo multaran, llevaba sólo una bufanda, con lo cual, a efectos de ordenanzas municipales, llevaba una prenda - a parte de las suyas propias, jejeje-).
En fin, don EPIFANIO.
Cuando las cosas se sacan de madre, pues pasa o pasará esto. Y cada vez a legislar más costubres y hábitos... para sentirnos más libres...
Perdone usted la extensión.
Para compensarlo, le mando a usted cuatro neutonios.

Yé dijo...

En el atuendo personal No es lo mismo un adorno de moda llamese boina o gorra que es muy circunstancial que un simbolo religioso llamese velo o crucifijo.¿o sí es lo mismo?.En la sociedades democráticas ¿Que significa la libertad de expresdión o de culto, que es la tolerancia o la integración de la diferencia? y si todo lo regulamos con normas y leyes ¿no es posible que leyes y normas interaccionen y unas a otras se anulen y recomponer el caos normativo. En el caso que nos ocupa: Norma de Centro: No llevar la cabeza cubierta. Norma General de Educación: Derecho a la educación.
¿Cual prevalece sobre cual? y ¿Son compatibles ambas?. Y otra pregunta
muy importante ¿que es y donde está el Sentido Común? ¿También regulamos el Sentido común o por serlo no necesita regulación, y si lo hemos perdido que se hace? Un abrazo

AdP dijo...

En un centro público que cuenta con un reglamento que regula expresamente el uso de prendas que cubran la cabeza, ¿cuál es el problema? Se intenta desviar el tema hacia la confrontación con la religión, y dudo mucho de que en ese instituto la prohibición tuviera algo que ver con el Islam.

¿Derecho a la educación? Pues claro que lo tiene, y aprender a aceptar las normas de la sociedad (en este caso las del instituto) es parte del proceso educativo.

Saludos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Dyhego, precisamente para no meternos en berenjenales es mejor que cada centro, que conoce mejor que nadie al personal que le entra, dicte las normas del centro.
En cuanto a la falda escocesa y los gorros y demás, creo que si de mí dependiera el dictar las normas del centro, prohibiría sólo lo que según las convenciones de educación de mi época es de mala educación (como enseñar el sobaco peludo) y los símbolos que atenten contra los derechos humanos.

Yé, ¡cuántas preguntas! El derecho a la educación prevalece siempre, pero eso no significa que el sujeto de ese derecho tenga derecho a vestir como quiera: el centro también tiene derecho a poner unas normas cuyo objetivo es precisamente garantizar la calidad de ese derecho a la educación. Por otra parte, lo importante no es que los atuendos sean religiosos, deportivos o culturales, sino si son discriminatorios o no. Un abrazo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

AdP, yo no podría haberlo explicado mejor. Gracias.

eres_mi_cruz dijo...

para argumentar la prohibición del velo oigo mucho últimamente este razonamiento equivocado:
porque ¿qué pasaría si en un país fundamentalista islámico a un alumno se le ocurriera asistir a clase con un crucifijo colgado del cuello?... ¡dónde quedaría la libertad!...

no te jode... ¿deberíamos igualarnos?... precisamente por eso nosotros no somos un país fundamentalista... ahí debería radicar la diferencia... al menos sobre el papel...

pero también es cierto que en el hipotético caso de tener que escolarizar a mi hija en uno estos países fundamentalistas... personalmente no se me ocurriría hacerlo en una escuela coránica... con lo guapísima que es mi niña... posiblemente tendría que contratar una profesora particular porque opción alternativa no tendría...

juego de las diferencias... ¿hay escuelas coránicas en España?... otro problemón... recuérdese que en Sevilla hubo un candidato a la alcaldía que acusó nada menos que a Al Qaeda de estar sobre un proyecto de mezquita... para idas de pinza los namberguán...
oye, pues por ser un país supuestamente civilizado, avanzado, abierto y libre... sois un güevo aquí y trataremos de ofreceros varias posibilidades...

es la misma mierda que pasa en las comunidades autonómicas con los idiomas... usando la educación como arma arrojadiza... panda ineptos...

Jesús Cotta Lobato dijo...

Eresmicruz, leyéndote me acuerdo de aquello de "los partidarios de la libertad siempre tienen razón". Pues eso, que las idas de olla ideológicas no pueden imponernos a los demás cómo debemos vestir o educar a nuestras niñas. Lo mejor es poder elegir: si a uno no le gusta un sitio, siempre puede escoger otro. Cada uno en su casa y Dios en la de todos, como dice el refrán. Por lo demás, yo siento una simpatía difícil de disimular por todas esas mujeres musulmanas que al llegar a España se quitan el velo y todo lo que tengan que quitarse y se europeízan. Un abrazo.

Máximo Silencio dijo...

Jesús, yo no estoy de acuerdo contigo pues la libertad religiosa es algo fundamental. Ningún estudioso con rigor puede decir que las mujeres musulmanas en su mayoría sean obligadas a llevar el velo. Como en otras edades, el velo está tan arraigado en las sociedades musulmanas, que su omisión puede suponer el rechazo o la muerte. Una cosa es eso, que es totalmente deplorable, y otra cosa es que se lleve con voluntad que es totalmente lícito.

Respecto a las elecciones del consejo escolar, me parece de una peligrosidad pasmosa que la democracia cuando elige, debe ser aceptada sin más. Si un consejo escolar decide quitar los crucifijos de los pechos de la gente, ¿estaríamos de acuerdo?. Es justo que una vestimenta sin significado trascendente sea prohibida, pero una prenda en la que el individuo entra en relación mediante el factor social, con Dios, es moralmente ilícito que se suprima. El velo es totalmente lícito mientras las mujeres lo acepten y ninguna institución es digna de suprimir el símbolo religioso en ningún hombre, siempre y cuando no dañe o desfavorezca la libertad de los demás.

La democracia no es sumisión. Los hombres debemos aceptar solo aquello que creemos verdadero, siempre mediante el respeto a la integridad mínima natural a todos los hombres.

Esta es mi posición, una parrafada curiosa... Seguro que muy pesada y absurda pero es lo que pienso.

Un Saludo
(¡¡Buena polémica has abierto!! jajaja)

Jesús Cotta Lobato dijo...

Antonio, me has hecho pensar con eso de que una decisión democrática no puede atentar contra las libertades. Si antes estaba hecho un lío, ahora lo estoy más. Un abrazo.

elpiyayo dijo...

Ya puestos a permitir en centros públicos y sobre todo en los escolares, yo dejaría a la ley en paz, porque ni hay ley ni hay reglamentos(es un cachondeo y ellos se han dado cuenta de eso, que en sus paises las tienen que respetar y en el nuestro la liamos), así que lo mejor es ir como la madre de cada uno lo parió, desnudos.
¿Desnudarse? claro que en el buen sentido de la palabra, ser claros.
Una mujer con un burka o un velo para ir por Málaga y entrar en todos los sitios, excepto en las mezquitas, ( a no ser que vaya a Hacienda y el guardia civil de turno le diga "DNI y que yo le vea la cara")con dos cojones y Bibiana tomando el sol en la playa, cuando calienta. Tarjeta ROJA Bibiana

lolo dijo...

Si no fuera porque me temo que este caso se ha manipulado para crear polémica... diría que creo que a nadie puede ofender que lleve la cabeza cubierta por un velo.
Si las niñas musulmanas no pueden acceder aquí a la cultura y a la educación, va a ser muy difícil que sepan cuáles son sus derechos.
Tal vez ni ella misma sepa por qué lo usa; como símbolo religioso, por tradición, o simplemente por respeto a sus padres.

Creo que tiene derecho a ir al colegio y sobre todo a que no jueguen con ella.

Buen fin de semana, Cotta.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Piyayo, esa es otra solución: salvo si tu vestimenta impide a la policía identificarte, vístete como quieras.

Lolo, sigo sin saber si cada centro tiene derecho a permitir o prohibir velos o si el derecho a la educación debe primar sobre todo. Pero me parece prudente y convincente lo que dices: si permitimos que una chica acuda con velo a clase, podrá conocer mejor sus derechos de persona en un país occidental y libre.

Feliz domingo a todos.