miércoles, 23 de octubre de 2013

Confesión

El otro día me confesé; y el cura, al darme la absolución, con gesto solemne y enérgico, como él es, me impuso las manos en la calva. Luego nos levantamos y, para mi sorpresa, me dio un abrazo fuerte, recio y prolongado cuyos efectos benéficos, sanadores, espirituales, poéticos, aún me acompañan y de qué manera.

Me transmitió a Dios a través de sus brazos y convirtió en una fuerza física la gracia que yo acababa de recibir. Cuanto más ceñido me sentía por fuera más libre me sentía por dentro.

Sin contar los breves abrazos efusivos que nos damos los amigos después de un tiempo sin vernos, creo que muy pocas veces en mi vida me han abrazado así, sin prisa, con afecto y vigor, sin más interés que darme paz y hacer que me sienta querido como soy.

Me di cuenta de que el amor al hermano nada tiene que ver con esa solidaridad descafeinada ni con ese ammmooorrr que se dice redondeando los labios y poniendo los ojos en blanco. Habría que inventar una palabra hecha de estrellas reventando contra las piedras para expresar lo que el amor fraterno de aquel abrazo me ha dado.

Gracias, don Pablo, porque fue muy fácil abrirle a usted mi alma; gracias por la alegría, por el sacramento, por la alegría caudal que desde entonces me acompaña.

6 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
El contacto físico es muy importante pero difícil de practicar.
25 neutonios abrazónicos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Dyhego, y especialmente entre padre e hijo. Un abrazo para usted, como el que me dio el cura, con muchos neutonios.

lolo dijo...

Qué suerte, Cotta, notar el abrazo de Dios. No hay palabra, ni hecha de estrellas, capaz de expresarlo mejor que un abrazo. Y es que El..." no nos salva por decreto, nos salva con ternura, con caricias, con su vida por nosotros" Esa es, creo yo, la alegría: sentirnos queridos y salvados a la vez.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Lolo, así debería haber yo titulado la entrada: El abrazo de Dios. Eso es lo que sentí. Gracias.

Tomás Salas dijo...

Amigo Jesús, me emociona esta entrada de tu blog. Espero que estés tendiendo un buen principio de curso.

Un abrazo

Jesús Cotta Lobato dijo...

Amigo Tomás, me alegro de haber llegado a tu corazón. Y espero que tú también hayas tenido un buen inicio de curso. Un abrazo.