Nunca hubo dios, ni vírgenes, ni santos,
ni icono que proteja, ni oración que consuele;
nunca ha habido milagros o prodigios,
ni salvación del alma o vida eterna;
ni mágicas palabras, ni bálsamo efectivo
contra el dolor que no remite nunca;
ni luz al otro lado de las sombras,
ni salida del túnel, ni esperanza.
Solo nos acompaña en esta travesía
un ángel de la guarda perplejo que soporta
la misma vida perra que nosotros.
3 comentarios:
Don Epifanio:
¡qué razón tiene usted, no hay consuelo!
25 neutonios perpléjicos.
Don Diego, en realidad debería darle usted la razón a Amalia Bautista, la poeta, porque yo pienso que en realidad sí hay consuelo; para empezar, ese ángel perplejo como nosotros no nos deja solos. ¿De qué sirve vivir como si fuéramos animalillos condenados a la muerte en un universo indiferente a nosotros? SI esa visión del mundo fuera mucho más probable que la contraria (que todo está sostenido por un DIos providente que nos ama aunque no lo veamos y muchas veces no lo entendamos), yo me daría también por vencido; pero como decía Pascal, vale la pena vivir abierto a la segunda posibilidad. ¡Ni que fuéramos cuerpecillos que se apagan para siempre! ¡No pensemos eso de nadie!
25 neutonios esperanzados
En serio, yo conozco a alguien que no cree en Dios pero sí en su ángel de la guarda. En esta vida hay gente para todo.
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