jueves, 24 de julio de 2008

Pitágoras de Samos

Todo lo que era igual lo hace diverso
el número en un orden definido.
La música sin número es ruido,
la palabra con número es un verso.
Luchando contra el caos turbio y perverso
la proporción imprime su sentido
que capta nuestro espíritu encendido
para hacer comprensible el universo.
Mientras el mundanal ruido zumba,
se afana nuestro cuerpo en recluir
al alma que lo aparta del placer,
porque ella es Dios y el cuerpo es una tumba.
La vida no es un bien, sino un morir.
La muerte no es un mal, sino un nacer.

5 comentarios:

Sansón Carrasco dijo...

Podrías escribir un libro que aunara la literatura y la filosofía, para aprender poesía a través de los filósofos, o filosofía a través de los versos.

E. G-Máiquez dijo...

Sí. Y deberías tener en cuenta el libro Historia de la Filosofía de Ibáñez Langlois, modélico en muchos aspectos.

E. G-Máiquez dijo...

Con ese título de manual, el libro de Langlois es un poemario, que no lo he dicho.

Anónimo dijo...

Sigo admirándome por tu riqueza espiritual y por seguir recordándonos que somos algo más que pasto para los gusanos.
¿Trabajar como un mulo también es humano?

Jesús Cotta Lobato dijo...

Tenía yo cierto pudor en mostrar mis poemas filosóficos, porque me parecía que para aunar filosofía y poesía, tenía que ser Parménides. Pero me animaré y seguiré poniendo poemas así. Seguiré el consejo de Sansón, pero es difícil.
A Enrique García-Máiquez mis saludos. Soy asiduo de su bitácora. A Langlois sólo le he leído unos poemas y me encantan. Lo buscaré.
Querido anónimo. La Biblia y Marx coinciden sólo en una cosa: que el hombre está hecho para trabajar, pero no como un mulo, sino como un hombre.
Ex corde,
Jesús Cotta