viernes, 4 de diciembre de 2009

Orgullo y prejuicio


Sé de un párroco que cedió el uso de unos locales parroquiales como hogar de jubilados del barrio. Pero hete aquí que los viejos, en cuanto se vieron con aquellos magníficos locales, cambiaron las cerraduras, levantaron un muro de intransigencia entre la parroquia y los locales, se quedaron con los limoneros y naranjos del jardín, retiraron los crucifijos de todos los salones e impidieron año tras año que los niños pudieran compartir con ellos los salones para las catequesis. Tras años infructuosos de negociación, el cura recurrió al juez, que dos años después le dio la razón. Entonces la noticia saltó a la prensa nacional y local. El párroco salía fotografiado con los tintes más oscuros. Los titulares eran de este tenor: "La Iglesia expulsa a los jubilados de su hogar”, “Los jubilados ya no podrán jugar a la brisca y el dominó”, “La parroquia se convierte en la gran propietaria del barrio a costa de un hogar de ancianos” y el día del desalojo el defensor del ciudadano se solidarizó con los pobres viejos y por poco linchan al cura todos los anticlericales azuzados por la prensa. En fin, inmadurez, estupidez y mezquindad, sobre todo mucha mezquindad.

18 comentarios:

Dyhego dijo...

Don EPIFANIO:
Lo que demuestra que la prensa no es objetiva. No existe el periodismo por mucho máster y mucho cománder que hagan los periodistas profesionalísimos.
Un día tengo que comentarte un hecho perpetrado por "jubiletas" que me abrió mucho los ojos.
Un neutonio

Paloma Corrales dijo...

Es tristemente "el pan nuestro de cada día".

Un beso Jesús.

Dol dijo...

Sé de un padrastro que cuidaba a una niña de 3 años que murió de forma desgraciada ; sé que le acusaron de violador y que toda la prensa, incluida la Inmaculada Mariló Montero de la 1, se le echó encima; sé que lo insultaron en la entrada de los juzgados; sé que luego resultó mentira , todo menos la muerte de la niña , y que el protagonista tuvo que ser ingresado en un ala de psiquiatría.
Entonces pensé , que el destino o la suerte nos libre siempre de ser sospechosos de los 3 o 4 grandes Verdades de nuestra democracia.
Lo que cuentas supongo que se deriva de una de ellas, la del anticlericalismo .
Pero es un riesgo que siempre se corre cuando se manejan verdades absolutas .
Saludos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Dyhego, un día de estos me tendrá que contar usted la historia de los jubiletas Un abrazo.

Paloma, a ver si nos dan otro pan. Y para ti otro beso.

Reyes Uve, yo también he sentido mucho lo que le ha pasado a ese pobre muchacho. Lo peor es que siempre hay gente dispuesta a linchar a un desconocido. Un saludo.

Dyhego dijo...

Don EPIFANIO:
Pues que me lo permite usted, le diré que rondaría yo los veintipoquísimos años y leí un artículo en la revista Cambio 16 (sociata hasta la médula) la siguiente y resumida crónica (el periodista la citaba como cierta):
Casa del pueblo, señores que se reunen, se compra un jamón y se colaca al lado una alcancía, la gente come a su antojo y deja la propina adecuada con el loabale, solidario, socialista y comunista ideal de recoger dinero suficiente para comprar 1 ó 2 jamones y así sucesivamente. Acaban con el pernil, se abre la alcancía y se recaudan: 17 pesetas y numerosos clavos, arandelas y tornillos.

Este artículo me llamó poderosísimamente la atención y junto con la lectura de "La exagerada vida de Martín Romaña" de Alfredo Bryce Echenique, me abrieron los ojos y me vacunaron definitivamente contra los grandes ideales de solidaridad y rollos de esos. No he vuelto a creer nunca más en la solidaridad de nadie, ni de derechas ni de izquierdas.
1 neutonio y perdón por la extensión.

E. G-Máiquez dijo...

Qué parábola tan directa. Bien lanzada, Cotta.

lolo dijo...

Un jubilado puede ser igual de mezquino que un cura, y un cura igual de indefenso que un jubilado.
Un periodista puede ser igual de hábil o torpe que un jubilado, que un cura, que un juez, o que yo al escribir este comentario.
Que no me extraña, vaya.

Mirna dijo...

Y lo peor de todo es que la prensa tiene mucho más poder que el juez, el cura, el jubilado... y que la madre que los parió a todos juntos.
¿Nos vemos, no, Jesús?

elpiyayo dijo...

Yo conozco a los jubilados de ese local cedido por misericordia de esa pParroquia, ahora están en el que está justo frente a mi negocio, esperan hasya casi una hora antes de abrir en la puerta, los veo, los escucho y ya se porque la juventud de hoy es tan nefasta, han aprendido de esos jubilados, indecentes, asquerosos (escupen en el suelo, dicen palabras soeces a las mujeres que pasan por delante, hablan siempre de politica, dominó y mujeres A VOCES)
Que nadie se moleste ni crea que hablo de los jubilados, yo solo hablo del grupo que domina el Hogar del Jubilado de la Cruz de Humilladero.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Dyhego, qué historia tan desoladora. Sin embargo, no crea usted que todo el mundo actúa como esos hombres. También conozco gente que en misa echan en la cesta billetes sin que nadie se dé cuenta. Un abrazo y buen fin de semana.

Enrique, no había caído yo en la cuenta de que tiene aire de parábola. Ojalá contribuya a disolver prejuicios. Por cierto, me habría gustado mucho asistir a la presentación que hiciste de Romano.

Lolo, las posibilidades son tantas y la vida tan variada, que podríamos hacer mil versiones de esta historia. Lo curioso es que aunque la historia fue como fue, acabó siendo como la contaron.

Mirna, si mal no recuerdo, a los periodistas los llaman el tercer poder o el segundo poder. Sí, claro, nos veremos. Un beso.

Piyayo, yo conocí jubilados como esos cuando hice la prestación social. Debo reconocer con tristeza que la mayoría de ellos eran vulgares y maleducados. Espero que nosotros, cuando seamos viejos, ni escupamos ni insultemos ni seamos unos insoportables cascarrabias.

Las hojas del roble dijo...

Mezquindad amarillista, y los derechos sin deberes como espada de Damocles...
Abrazón, Jesulín.

Benjamín dijo...

El ayuno semanal de carne ya lo tenemos aquí. No hacen falta papas ni romas, que ya tenemos las ONUS y las otras, y vates de las musas para predicar la buena nueva:

Paul McCartney insta a no comer carne un día a la semana para luchar contra el cambio climático
El ex Beatle anima a llevar a cabo esta acción individual "al alcance de todos" durante una intervención en el Parlamento Europeo

http://www.lavanguardia.es/gente-y-tv/noticias/20091203/53836890099/paul-mccartney-insta-a-no-comer-carne-un-dia-a-la-semana-para-luchar-contra-el-cambio-climatico-parl.html

Los progres siempre a substituir a la Iglesia... Ya lo vio Thomas Mann, o Popper, o Chesterton, o tantos intelectuales de derechas, esos que no creen en las masas rebeldes, sino en algo tan rancio como el libre albedrío. En fin, cosas veredes.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Abrazón, Hojas, que lo pases bien en Missouri.

Benjamín, me quedo a cuadros con lo de la abstinencia por el cambio climático. ¡Y a mí me han tachado de fanático porque dije que no comía carne los cuatro viernes de cuaresma!

Juanma dijo...

Por fortuna, un suceso así no es "el pan nuestro de cada día", pero tampoco tan infrecuente como pudiéramos pensar. Pero es que me ha encantado ese comentario de Paloma.

Un fuerte abrazo, querido Jesús.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Juanma, menos mal que el pan nuestro suele ser más sano y nutritivo. Espero verte pronto. Un abrazo.

Olga Bernad dijo...

Es una historia lamentable, y es verdad que así se suele escribir la historia. Estoy de acuerdo con el comentario de Lolo, totalmente.
El anticlericalismo es absurdo, tanto como ese antiprogresismo rancio a más no poder que cree sospechosa cualquier iniciativa que no sea suya. Pues no, igual que ahí tuvo más decencia el que ofreció la mano (y los locales) que el grupo al que ayudó, y encima la prensa lo puso verde, así les pasa a muchísima gente muy generosa, que deja su tiempo, sus ganas y a veces su dinero para ayudar a otros; pero, claro, igual no creen en Dios y entonces son unos "progres solidarios", qué horror.
Lo que me maravilla y me hace creer en las personas es que, aun sabiendo eso de memoria, hay gente que lo sigue haciendo con la misma ilusión. Igual que todavía hay gente dispuesta a decir misa.
Qué grande es el ser humano, por Dios.

Gloria dijo...

Lamentable el contenido de este relato que muestra las miserias humanas como el egoísmo y la ingratitud.
Un saludo

Jesús Cotta Lobato dijo...

Olga, tienes razón: ¡sigue habiendo gente buena por el mundo, a pesar de la que les cae encima! Un beso.

Gloria, ¿a que es fea la ingratitud? Un beso.