Decir que los niños tienen pene y las niñas vulva, algo tan vulgar, sencillo y evidente, es tachado de transfóbico en España y se ha convertido en delito de opinión, en "crimental", como dice George Orwell en 1984. Por lo visto, la tolerancia no consiste en tolerar las opiniones contrarias, sino en que estas no existan.
Dado que la opinión políticamente correcta y sostenida por el sistema político y educativo es la ideología de género, según la cual no se nace niño o niña, sino que se hace uno niño o niña, la opinión del autobús de Madrid diciendo que los niños tienen pene y las niñas vulva, es una ofensa inadmisible. Así que, sin resolución judicial alguna, el autobús ha sido detenido por la policía (ahí en una foto de El País).
Comienza a ser delito decir lo evidente y cierto: que el rey está desnudo, es decir, que a nivel celular, fisiológico, de percepción y de comportamiento (y, en el homo sapiens, incluso en la manera de gestionar los sentimientos y los pensamientos), machos y hembras son afortunada y complementariamente distintos. Los machos pueden ser padres y las hembras pueden ser madres y no hay cultura donde no haya una división de tareas según los sexos: el contenido de tales tareas varía de una cultura a otra, pero la división existe.
Los raros casos con disforia de género (la discordancia entre el sexo biológico y la identidad sexual), son la excepción que confirma una regla y tal regla consiste en que los que nacen con un sexo son por el dimorfismo sexual de la naturaleza distintos de los que nacen con el otro.
Si alguien, en la edad adulta, desea cambiarse de sexo, puede hacer lo que le venga en gana, que para eso hay libertad, pero lo que no puede pretender es cambiar la sociedad y la educación y la concepción antropológica de manera que su disforia de género pase de ser excepción a ser norma.
Según el Colegio Americano de Pediatras (aquí un enlace), tales casos se resuelven casi todos en la adolescencia a favor del sexo biológico. Entonces, ¿para qué confundir a los niños diciéndoles que no tienen por qué aceptar su sexo biológico y condenándolos así a estar siempre en disconformidad con su propia naturaleza?
Si todas las personas que piensan que los niños tienen pene y las niñas vulva fuesen detenidos, el mundo se quedaría prácticamente despoblado. Entonces, ¿por qué no sale más gente defendiendo lo evidente frente a quienes, con argumentos ideológicos sin base científica, quieren callar la boca de los que disienten?
Con el silencio de muchas personalidades e instituciones, que tienen miedo a perder prestigio, prebendas ,subvenciones o a recibir ataques de los furibundos ideólogos de género en la prensa y en los medios sociales, y con el ataque directo de políticos como Iglesias, Cifuentes, Colau, Pedro Sánchez, etc, algo huele a podrido en España, donde lo políticamente correcto está destruyendo nuestro sentido del humor, nuestra libertad de criterio, nuestro ancestral individualismo anarcoide antitotalitario.
Desde luego, el "no he de callar, por más que con el dedo..." es ya letra muerta.
13 comentarios:
Gracias.
Don Epifanio:
La palabra "género", de la que ya no nos podemos deshacer, mal que nos pese, no me gusta nada.
Reconozco que no he leído los fundamentos de las teorías sexuales como tampoco he leído los folletos que reparten en el autobús de marras. Por lo tanto, honradamente, no sé si los susodichos folletos fomentan el odio, si mienten o si son medias verdades (la palabra "posverdad", que también se están empeñando en colarlos, me enrabieta).
Dicho esto, el lema que encabeza la gira del autobús de marras me parece discutible: "si naces hombre, eres hombre. Si eres mujer, seguirás siéndolo".
De esta declaración se infiere que la definición de "hombre y mujer" sólo atiende a los caracteres físicos.
Pero ¿qué se entiende por sexualidad? ¿Esos caracteres físicos? ¿qué hacemos con las tendencias y pulsiones sexuales?
Este planteamiento nos lleva a otra cuestión clave: ¿se nace con una determinada sexualidad o la sexualidad es un aprendizaje social?
Y este nos lleva a otra pregunta básica: ¿existe un papel (la palabra "rol" tampoco me gusta) femenino y otro masculino? ¿Se aprenden o determinados genéticamente?
No tengo conocimientos ni de psicología, ni de psiquiatría, ni de antropología (ni de nada, podría añadir), pero creo que en cuestiones sexuales, la genética determina, predispone y condiciona. En este caso la sociedad en general y la educación en particular sólo modelan, modifican, suavizan o potencian.
La homosexualidad no es una enfermedad ni una decisión. Ocurre, simplemente. Mutatis mutandis, como la destreza. Hay personas diestras y personas zurdas. ¿Lo han decidido? No. ¿Pueden modificarlo? Creo que no. ¿Cuántas palizas se les han dado a los zurdos para que rectificaran? ¿Lo han hecho? ¿Cuántas palizas han recibido los homosexuales para dejar de serlo? ¿Lo han hecho? ¿Se considera a los zurdos enfermos? Afortunadamente, ya no.
Sería muy complicado definir en qué consiste el papel masculino y el papel femenino, pero todos nos hacemos una idea y caracterizamos a la gente por su comportamiento "masculino" y "femenino".
Todos conocemos a hombres "viriles" y a hombres "femeninos", a mujeres "femeninas" y a mujeres "masculinas".
Hay gente que no se reconoce en su cuerpo y sufre. Afortunadamente la cirugía y la medicina, en la actualidad, pueden paliar ese sufrimiento. Falta que la sociedad aprenda a no estigmatizar a estas personas. No lo merecen. No se lo han buscado. No es una enfermedad.
Vuelvo al ejemplo de los zurdos. Ya nadie piensa que son enfermos. No se oculta. Hay utensilios para hacerles la vida más cómoda. Convivir con un zurdo no te va a convertir en zurdo. Es patético, absurdo y vil burlarse de un zurdo.
Creo que hace falta más empatía y más comprensión.
25 neutonios autobuseros.
Varenka, recibe mi saludo y mi simpatía.
Don Dyhego, de acuerdo en todo. Vivan la libertad y el respeto. Pero tenga usted en cuenta que aquí no se está debatiendo acerca de las tendencias sexuales, sino acerca de la identidad sexual. ¿Por qué hemos de prohibir que un autobús exponga su teoría de qué es ser hombre y ser mujer, si con esa teoría no está atentando contra la libertad de nadie? ¿Es de recibo que el Estado fomente en las escuelas una ideología, como es la de género, que no solo no tiene base científica sino que además es contraria a la manera de sentir y percibirse de la inmensa mayoría de padres del mundo? ¿Qué interés casi pedófilo hay en quienes quieren meter el hocico en aulas que huelen aún a colonia de niño para hurgar en sus identidades sexuales? Me temo que, si no empezamos a pararles los pies, dentro de poco esta conversación que usted y yo estamos manteniendo libremente va a ser delito. Reciba usted mis más sinceros y amigables neutonios.
Don Epifanio:
el asunto del autobús lo he visto en varios medios, pero, ya le digo, no quiero opinar porque no he leído el folleto del que hablan. A veces pasa se tergiversan unas declaraciones, se sacan de contexto y todo se vuelve una mezcla de medias verdades, que es lo peor que puede pasar.
Por otro lado, me parece excesivo que diga usted "interés casi pedófilo".
Yo creo que la educación sexual se debe tratar en el aula, (no me refiero a hacer un taller de masturbación, claro) y temas como la homosexualidad o la transexualidad no tienen por qué ser tabú (no se trata de estudiar todo el muestrario de filias parafilias, por supuesto). No es eso.
Pero ya en la escuela se ven casos de "posible" o "segura" homosexualidad. No sabría decir edad porque no he estudiado el caso, pero sí se pueden detectar casos, y hay niños que se dan cuenta, hay niños que no,y hay niños ya cabrones dispuestos a machacar al diferente. Q
Al igual que hay charlas sobre el acoso escolar y demás, ¿por qué no una información clara y adecuada a la edad de los receptores? Ni lo veo un disparate ni un atentado a la libertad de los padres.
Y en cuanto al autobús, pues, ya le digo, no sé el contenido de lo que se expone allí. Cuando lo sepa, podré hacerme una opinión.
25 neutonios amistosos.
Don Dyhego, ahí discrepo de usted. Claro que hay que castigar al que discrimine a otro por las razones que sean, faltaría más, y educar en el respeto y la fraternidad, que es un concepto cristiano dignísimo que se está olvidando. Pero los que tienen que educar en la sexualidad a los hijos son los padres de acuerdo con sus creencias, no el Estado de acuerdo con su programa, porque de los padres, si me educan mal, puedo escapar, pero del Estado no hay quien escape. Si usted opina lo contrario, entonces, tachán, ahí está nuestra gran diferencia. Reciba usted mis neutonios.
Los de "Hazte Oír" son los mismos que denunciaron un anuncio de El Corte Inglés en el que se veía a los padres (ambos varones) de una familia forrando los libros de sus hijos. "Quieren destruir la familia", aseguraron estos comprensivos y tolerantes señores. No diré una palabra más; pero me parece claro de qué pie cojean (con clamorosa abundancia), y qué pretenden con ello. Servirse de la libertad que invocan para atacar, y si pueden eliminar, la de quienes no compartan sus férreas certezas.
Don Epifanio:
pero yo no veo que el Estado interfiera o dirija la educación de los padres. Que yo sepa, las charlas sobre sexualidad, por lo menos en los institutos, se gestionan desde los departamentos de orientación y se buscan a profesionales (psicólogos, sexólogos, etc). Dependerá del ponente la visión y el enfoque que se le dé al tema. Los profesores de religión también gestionan charlas sobre temas candentes como pueda ser el aborto.
De todos modos, los niños y jóvenes hacen caso de estas charlas como los mayores ante las campañas del gobierno: se escuchan y después cada uno hace lo que le da la gana.
¿O no?
Todos los niños/jóvenes han oído hablar del preservativo y el número de embarazos no deseados entre adolescentes no baja a cero. Todos estamos conciencias de los peligros del alcohol en la conducción, y sigue habiendo accidentes provocados por el susodicho...
Yo no creo que el estado sea tan poderoso como para influir en la percepción de la sexualidad de niños y adultos.
Cuando he leído la entrada suya de hoy no sabía si intervenir o no. Me lo he pensado mucho, don Jesús. Mucho.
De todos modos, estemos o no de acuerdo, le tengo mucho aprecio y respeto.
Reciba mis más cordiales neutonios.
Don Dyhego, sé que usted se lo ha pensado. La diferencia entre las charlas de los profesores de religión y las de educación sexual es que estas últimas suelen ser obligatorias, mientras que las primeras las eligen aquellos cuyos padres han elegido esta asignatura. En lo demás estoy de acuerdo con usted.
Reciba usted toda mi simpatía y mis neutonios.
Anónimo, los que prohíben el autobús de estos señores tienen certezas aún más férreas y cojean de su pie más aún, porque no han dudado en vulnerar un derecho fundamental: el de la libertad de expresión. Y quienes, estando o no de acuerdo con Hazte Oír, defienden la libertad, tenemos razón, y quienes aplauden la prohibición, no la tienen. Y, como usted, tampoco diré más de este asunto.
No estoy de acuerdo con lo de las certezas aún más férreas: los de "Hazte Oír" pretenden, véase el ejemplo del anuncio de El Corte Inglés, y de su comentario al respecto, imponer, en lo que puedan, un modelo único y exclusivo (y excluyente) de sexualidad y de familia. No es el caso con la mayoría, al menos, de los que disienten de ellos, que NO PRETENDEN la imposición de modelo único alguno, sino la defensa de la pluralidad de opciones posibles. Que lo hagan por medios más o menos acertados ya es, a mi parecer, otra cuestión, que ciertamente puede discutirse.
No estoy de acuerdo con usted. Aquí no se está discutiendo sobre el modelo de familia, sino por el modelo de persona sobre lo masculino y lo femenino, sobre la identidad sexual. Por otra parte, usted no ha salido en defensa de la libertad de expresión de Hazte Oír. Da la sensación de que usted celebra la prohibición amparándose en lo carcas y cerriles que son en su modelo de familia. ¡Qué bien que solo tengan libertad de expresión los que piensan como uno! Por otra parte, tiene usted una imagen muy idílica de las opiniones de quienes apoyan la prohibición del famoso autobús. Ellos no defienden una pluralidad de opciones posibles, sino imponer, desde la educación, como ya lo están haciendo, y con el poder del Estado y de todos los partidos, una nueva norma de lo que es lo masculino y lo femenino, y esa nueva norma no es más abierta ni más tolerante, sino sencillamente incompatible con la otra, y la prueba está en que no dudan en utilizar todos los medios para imponerla, mientras su séquito de mediocres los aplaude, muy contentos de encontrarse en la opinión correcta, tolerante y plural. Y con esto considero zanjada la discusión. Gracias por haberse pasado por aquí.
Amigo Jesús Cotta: Amén.
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