A mi entender, este poema viene a decir bellamente dos ideas inteligentes: la primera es que el Dios cuya muerte anunció Zaratustra era solo una acepción de Dios, y la segunda es que, hoy más que nunca, creer es un salto al vacío.
Un Dios que se concibe ya no es Dios.
Un Dios a su medida, prueba y número,
se inventó la razón, para negarlo.
El Dios gramatical, el Dios monarca,
el Dios descrito en libros imponentes,
el Dios de los filósofos, ha muerto.
Vive el Dios de la fe, el Dios oscuro,
el que acaricia, exige, siembra, duele,
y no sabes si fue verdad o un sueño.
José Mateos (La niebla)
No hay comentarios:
Publicar un comentario