Mi hermano Alfonso y yo siempre hemos sido rápidos y ágiles. En la academia de judo dejábamos estupefactos a todos porque éramos los más veloces corriendo a cuatro patas. Nos resultaba tan sumamente fácil correr así que no entendíamos que los demás fueran tan torpones.
También éramos muy buenos girando el brazo como una hélice. Llegaba un momento en que parecía que teníamos diez brazos en vez de uno.
Este verano en la playa quise impresionar corriendo a cuatro patas. ¡Y vaya que los impresioné! Pero desde entonces tengo la muñeca dislocada.
2 comentarios:
Don Epifanio:
cuidado,cuidadín, que el cuerpo va por un lado y la mente por otro.
25 neutonios quiroprácticos.
Tiene usted toda la razón. Y puede que en uno de esos movimientos giratorios el brazo salga volando. 25 neutonios voladores.
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