domingo, 12 de junio de 2022

Mi experiencia en la Universidad de la Mística, en Ávila

He asistido a la Cátedra del diálogo y la búsqueda: Dios, literatura y mundo, en el CITES, Universidad de la Mística, de Ávila, estos día de 4 y 5 de junio. Tuve el honor de inaugurar la jornada con Antonio Barnés, y dialogamos sobre Dios y la poesía: cómo se llega a un conocimiento más hondo de Dios con el simbolo y la metáfora del lenguaje poético que con el lenguaje lógico y filosófico; cómo a la vez ningún lenguaje humano llega siquiera a tocarlo con la punta de sus palabras; cómo la poesía, en su empeño por expresar lo inefable, está de un modo u otro tratando de expresar el rastro que ha dejado en las cosas el Único que no es una cosa más de este universo de cosas; cómo el poeta es, como Dios, un hacedor y un rescatador de las cosas y sus experiencias: y cómo Dios es también poeta, porque es el Hacedor y el Redentor por excelencia... Y todo ello suscitó un debate en un público que me sorprendió por la finura de sus observaciones, la hondura de sus reflexiones y la oportunidad de sus propuestas.

Para mí han sido tres días maravillosos por muchos motivos: las ponencias, que me han abierto los ojos; los asistentes, cuyas trayectorias profesionales y espirituales eran una búsqueda y un canto al Gran Citarista; por los carmelitas que allí viven, con los que me he sentido más cerca de Dios; y por el espacio mismo, el CITES, que es, además de un lugar donde hospedarse, un estado del alma. Su estructura evoca las Moradas de santa Teresa. Silencio, fuentes, capillas, patios, pájaros... Las habitaciones tienen vistas a la muralla de la ciudad. Y lo recomiendo para quien quiera pasar allí unos días sosegados y especiales. Desde niño mi poeta favorito, con enorme diferencia respecto a los demás, fue san Juan de la Cruz: sus versos son los únicos con poder para arrancarme de las oscuridades y tristezas del mundo. Y estoy seguro de que ese poder lo tiene sobre mí no solo porque es el mejor poeta de todos los tiempos, sino porque es además un gran santo: es mi maestro en poesía y mi santo de cabecera. A él suelo encomendarle mis obras y mis poemas, y allí, en cierto modo, he convivido con él más especialmente. Dios y la poesía siempre se han llevado bien y son los dos referentes de mi vida, y allí me he dado cuenta de que, en el fondo, o en lo alto, son el mismo. Gracias, pues, de corazón a todos los que han hecho posible este encuentro donde me he sentido tan arropado, entendido y bendecido.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Don Epifanio;
me alegra mucho saber que ha sido una experiencia gozoso y rica para usted.
25 neutonios abulenses.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Gracias, de corazón. TEnga usted un buen día.

lolo dijo...

Dichoso y bendecido tú.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Gracias, Lolo, por tus buenos deseos.