Ay aquellos años infantiles, cuando los Reyes Magos le trajeron a un hermano mío unos patines, a otro un patinete y a mí un monopatín. Íbamos los Cotta acelerados acera arriba, acera abajo y cada uno de los tres aseguraba que su regalo era mejor que los otros dos. Los patines eran de hierro y estruendosos: el ruido de la despreocupación. El patinete era amarillo como el sol y mi monopatín era una bengala. Los ángeles de la guarda hacían horas extra deteniendo coches cada vez que las ruedas nos sacaban de la acera a la carretera.
Luego llegábamos a casa sedientos y sudados, a una madre sonriente que nos besaba las mejillas. Y el agua se quedaba con toda nuestra mugre y nosotros con toda su limpieza, para seguir jugando en el salón a toros y toreros y romper de una cornada la cristalera del salón y por enésima vez ese jarrón enorme con girasoles de plástico que el Piyayo había recompuesto con pegamento como siete u ocho veces.
A todos los que han hecho posible esa felicidad y a todos los que hacéis ahora que otros sean tan felices o más que yo entonces, gracias.
Ab imo pectore,
Jesús Cotta
11 comentarios:
Don EPIFANIO:
Los recuerdos felices de la infancia es como tener una despensa llena de víveres.
1 neutonio
11 de febrero de 2010.
Ruido de la despreocupación.
Monopatín bengala.
El agua se quedaba con toda nuestra mugre y nosotros con toda su limpieza.
Romper el jarrón de una cornada.
Etiqueta: Poesía de infancia, Cotta.
Lo archivo.
Los patines, es cierto, eran de hierro. Como vagonetas de una mina. Pesaban un quintal.
Lo de jugar a toros y toreros es, naturalmente, un recuerdo espléndido. Una iniciación a la épica.
Recibe mis saludos más cordiales.
Dyhego, ¡qué bien lo has definido! Espero que esos víveres nunca acaben. Un neutonio.
Lolo, tengo una sonrisa de oreja a oreja con esa etiqueta de tu ordenador. Nada me hace más feliz que estar en tu ordenata con ese título. Gracias.
Gómez de Lesaca, ¿también tenías tú unos patines de hierro? ¿También has jugado a toros y toreros? Entonces nos entenderemos.
¡Vaya resobrino guapo que tienes¡...
Parece que a tus padres, superaron con creces, el miedo a que os rompierais la "crisma", jejeje, patines, patín, y monopatín ejjeje, que fuerte.
Yo también tuve una infancia muy feliz.
Todos los niños deberían tenarla.
Besos.
Pd. Precioso escrito
Infancia espejo de tantas infancias de entonces, felices sin duda.
Mangeles, por eso tus comentarios son siempre tan agradables.
Capitán, infancia, divino tesoro.
A mí, con mi monopatín no me dejaban jugar por la calle. Sólo podía en el patio del colegio (que es enorme)... Hasta que me pegué un golpazo en la cabeza y, entonces, ni tan siquiera en el patio.
Momentos felices los infantiles. Momentos felices de los adultos el ver a los niños felices.
Un abrazo.
Alegre opinador, gracias a que no te dejaron, quizá no te pasó nada. Mejor así. Un abrazo.
Yo no he visto nunca a tres Cotta con patines, monopatines y patinetes, yo he visto a algunos negociar para cambiar el monopatín, que por cierto se llevó dos dientes de uno y uno de otro Cotta en el mismo sitio y en el mismo boquete, solo con un año de diferencia.
La mayor cagada fue cuando hice de rey mago colgando una traca china en el techo de mi casa, despertar a mis tres primeros hijos y encenderla, quemé la muñeca que hablaba, rompí la lámpara, quemé un sofá y aparecieron tres vecinos asustados y enfurecidos, mis hijas jamás olvidarán los reyes Magos ni a su puñetero padre, claro, mi esposa embarazada me dijo" yo sabia que estabas loco, pero.......bala,bla,bla" y yo callado como una zorra.
Piyayo, eso que cuentas de dos en el monopatín fue después. En cuanto a tu hazaña de rey mago, ¡cómo te pasaste!
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