Recuerdo a un tipo que en las tertulias nos explicaba cuánto le gustaban los pajaritos fritos, cómo los cazaba y cómo los cocinaba. Yo me peleaba con él y llegaba a llamarlo prácticamente asesino y él se reía, lo que me enfurecía más.
Aclaro que yo, de pequeño, he llegado a enterrar con un hermano mío más de un pajarillo. Le cavábamos una tumba, le hacíamos una crucecita de palo y rezábamos un padrenuestro.
Pero ahora me doy cuenta de que es absurdo pelearse con un tipo porque hace una cosa que no es objetivamente mala, sino que sencillamente a mí no me gusta. Como tampoco me gustaría que un defensor de los cerdos me llamara asesino por comer jamón ibérico, he dejado de discutir con los que comen pajaritos fritos. Mi ornitomanía es sólo mía.
Si de algo me sirvió escribir el Topicario, fue para dejar de enfadarme con esa manía que tiene la gente de hacer las cosas a su manera, no a la mía.
¡Ah, y qué liberación desde entonces!
Por cierto, ayer, dos de mayo, un nuevo Cotta ha visto la luz del sol. Mi bendición para él.
14 comentarios:
Mi suegra, endoculturizada en las terribles condiciones materiales que impone el hambre,no entiende que yo me deshaga con más aprensión y lástima que ganas de echárselos al arroz, de esos tiernos gazapillos que caza mi gata. El materialismo cultural responde bastante bien a esto, no he pasado hambre, ella sí. Para mí un conejillo es tan susceptible y digno de cuidados como lo era mi perra o lo es la tortuga para mis hijos. Si nos implicamos emocionalmente con los animales ¿Cómo vamos a comérnoslos?
Pero en el mundo, variado, múltiple y poliédrico, hay seres que gustan de hacerlo y yo creo que ,como ya nos avisa Cervantes, debemos de ser tolerantes, aunque aquí cuesta, total los pajarillos no tienen ná que comer.
Salud!!!!!!!
Don EPIFANIO:
¡Enhorabuena por el nuevo COTTA!
¡Lo que no mata, engorda..., dice el refrán! La comida es algo tan cultural y tan personal...
Si se ha de matar un animal para comérselo, pues que se le haga el mínimo daño, por lo menos.
1 neutonio para usted y 1/9 de neutonio para el neonato, que como será tan chiquitín, no quiero hacerle el más mínimo daño.
En torno a mi casa siempre han habitado gorriones. De niño me empeñaba en defenderlos de los ataques de mis despiadados cuñados, quienes, además de haber tenido la osadía de arrebatarme a mis hermanas, pestrechados con escopetas de aire comprimido, pretendían períodicamente ponerse de pajaritos fritos hasta donde las espalda pierde su bonito nombre... Ni que decir tine que la escopeta que me regalaron a mí, ellos precisamente para hacerme cómplide de sus fechorías, duerme aún el sueño de los justos arrinconada en algún rincón oscuro y olvidado sin haber disparado jamás contra un ser vivo... Pero ¿sabes qué? Hoy tengo un problema serio, o lo que es lo mismo, una invasión de aladas criaturitas, que sigo admirando, sí, pero que no hacen otra cosa que llenarlo todo con sus deposiciones -lo que más me preocupa- y dejar peladas todas las plantas que crecen en el jardín, incluídos los árboles. Obviamente, sigo sin disparar contra ellas, pero se me va un pico en CD's y molinillos de esos que se supone están concebidos para ahuyentar pájaros, pero que en realidad no sirven para otra cosa más que para que éstos se columpien en los mismos..., jejeje... Creo que, de algún modo, con mis reticencias de carácter cinegético he atentado contra el equilibrio natural, no sé...
Feliz y leve arranque de semana... ¡¡¡Ah, y enhorabuena por ese nuevo Cotta...!!!
Blimunda, quizá por eso antes se apiadaban menos de los burros que ahora, porque ahora no los necesitamos para la supervivencia. Aun así, recuerdo que mi madre, que también vivió la época del hambre como tu abuela, siempre sintió lástima de los pajarillos, quizá por eso que dices, porque tienen más encanto que carne y entonces ¿para qué comérselos? Salud.
Don Dyhego, nunca se me había ocurrido ver la comida como algo muy personal, pero tiene usted toda la razón. Le envío su minineutonio al Cotta neonato. Y para usted un neutonio entero.
Jose, si las aves que le estropean el jardín son palomas, le recomendaría varias recetas de paloma, que nunca he probado, pero por lo visto hay muchas maneras de cocinarlas. Pero como veo que usted es de los míos, de los que no pueden matar aves, sé de gente que las ha ahuyentado no sé cómo. Si me entero, se lo digo enseguida. Saludos.
Mmmhhh, los pajaritos en el cielo, volando... o cagando encima de los coches... ¿por qué será que les gustan tanto determinados coches y se ceban?
Bueno, Cotta, me sumo al vive y deja vivir, yo quisiera ponerles comederos ... pero no sé cómo discriminar y que no me vengan las palomas sino los gorriones, herrerillos, petirrojos, en fin... no las ratas esas con alas...
Sí, más vale distinguir lo malo de lo que no nos gusta.
Enhorabuena por ese nuevo Cotta.
En Jaén Hubo plagas tremendas de pájaros, concretamente de gorriones en los siglos XVII y XVIII. El Ayuntamiento obligaba a cada vecino a matar una determinada cantidad de pájaros o a pagar quien lo hiciese. Era obligación enojosa y que se cumplía a regañadientes. Yo lo he visto en los archivos.
Otra actitud con los pájaros está presente en las Florecillas de San Francisco, si no me equivoco. O sea que no es nuevo el tener simpatía por ellos.
O en la tradición de no matar las golondrinas por haber sacado las espinas de la frente de Cristo. Nada más alto se puede decir de unas criaturas.
Más sobre pájaros: hay un excelente libro de poemas que está a su merced.
El que esto escribe ha pasado horas felicísimas en su lectura.
Vale.
Aurora, si hubiera comederos que atrajesen sólo petirrojos... Lancemos la idea, por si alguien se pone a inventar algo.
Lolo, una cosa que ayuda a hacer esa distinción es el respeto por la gente.
Gómez de Lesaca, algún día tendré que hablar del cariño especial que en los campos donde nacieron mis padres se tenía por esa razón a las golondrinas. Lo de Jaén me deja atónito y lo de la lectura de mis pájaros encantado y feliz. Las horas de ilusión y esfuerzo escribiéndolos no han sido, pues, en balde. Un abrazo.
Besos para el Cottita...
Es normal que si uno ve a alguien haciendo algo mal, intente advertírselo para que rectifique su comportamiento/conducta.
En el caso expuesto, si uno cree que el matar animales inocentes, almas de Dios, es incorrecto, debería avisar al malhechor de que va por mal camino.
Como me contó uno de sus hermanos, hay una pequeña narración que contaba que un hombre, en conocimiento de la existencia de Dios y su voluntad, no actuó como debiese en vida, y lo pago en muerte yendo al infierno.
Allí, en la caldera de Lucifer, otro hombre que no conocía no paraba de insultarle.
El primero, asombrado y enfadado, le preguntó que por qué le insultaba, ambos estaban igual de mal y, desgraciadamente, merecidamente.
Este contestó que no, que él (el primero) estaba allí por sus acciones y su vida, nada ejemplar, pero él(el segundo) estaba por su culpa(el primero), ya que, sabiendo lo que esperaba si no se obraba bien, no le avisó, y por ello él estaba ahí.
Tras este relato, siempre que creo que es posible y dentro de un límite, intento "predicar" la voluntad de Dios.
Así le recomiendo que no deje de "enfadarse" y señalar lo que vea incorrecto,aunque es mejor hacerlo con paciencia y amor.
Y Reivindico que el alimentarse de animales es algo que altamente será pagado en muerte, es por ello que recomiendo, además de una vida moralmente buena, el vegetarianismo.
Saludos
Hojas de Roble, pues hala, me los pongo en la mejilla.
Rutherford, el señalar con paciencia y amor lo que está mal es un buen consejo, pero no tengo claro como usted que esté mal comer pajaritos fritos. Si viese que ese comedor de pajaritos trata mal a la gente y es un mentiroso o un chapucero, sí que tendría que decirle algo. No tengo nada claro el asunto del vegetarianismo. Y sí, recuerdo esa historia de los dos hombres en el infierno. Nos la contaba mi padre. Me ha hecho usted recordar algo grato. Gracias.
Hojas, acabo de caer del guindo: ¡los besos eran para el nuevo Cotta! Ya decía yo. Se los mando ya.
Bueno, el primer paso es admitir que los animales(y cualquier ser de la creación) tienen alma, son seres de Dios, y no están para nuestro servicio/beneficio.
A partir de ahí es más fácil lo demás.
Saludos
Rutheford, yo también creo que tienen un alma animales y plantas, pero no creo que sean almas en el mismo sentido que las nuestras. Por otra parte, considero que, igual que algunas tribus indias pedían perdón al alma del árbol que iban a cortar, nosotros podríamos tratar con más piedad a los animales que nos vamos a comer: sería una manera de respetarlos a ellos sin renunciar a nuestras necesidades. Ya sé que se puede vivir sin comer animales, pero también se podría vivir sin comer vegetales. Si somos omnívoros, comer sólo vegetales sería como declarar mala parte de nuestro apetito. Y por otra parte no entiendo por qué va a merecer más respeto el alma de un animal qe la de un vegetal. Y conste que digo todo esto no para rivalizar con usted, sino para dialogar.
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