miércoles, 26 de mayo de 2010

Pecar por exceso

Decía Aristóteles que la virtud es el término medio entre dos extremos viciosos, uno por defecto y otro por exceso: entre cobardía y temeridad, valentía; entre avaricia y prodigalidad, generosidad... Pero si yo no encontrase la valentía ni la generosidad, me pido los extremos por exceso, que son más bonitos que los extremos por defecto e incluso a veces más bellos y literarios que los términos medios.

A la sequedad de estilo prefiero el barroquismo, y a al puritanismo el desenfreno, y al desabrimiento la zalamería y a la imperturbabilidad el dramatismo.. porque los excesos nacen de la vida y los defectos nacen de la muerte.

17 comentarios:

Dyhego dijo...

Don EPIFANIO:
¡Buena declaración de intenciones!
1 neutonio excesivo (vamos, que te voy a dejar la mano machacá).

José Miguel Ridao dijo...

Pues tienes razón, Jesús: son vicios mucho más atractivos, aunque me temo que conducen más rápidamente a la muerte, a pesar de no nacer de ella (o precisamente por eso).

Un abrazo mercurial.

Máster en nubes dijo...

En principio las personalidades extremas o desmesuradas -hasta en sus virtudes, tal y como tú explicas- parecen más atractivas.

A mí me pasa igual, es como lo de las pequeñas virtudes sobre las que escribía la Ginzburg, las que no tienen el filo de la pasión y en las que a veces se educa (el ahorro, la prudencia, etc.): tiran para atrás a veces a primer vistazo (qué tío tan soso o qué tía tan sosa).

Sin embargo luego viene el tío Paco con las rebajas y la moderación para la vida diaria es más llevadera, creo, para el moderado -que se cansa mucho menos y sufre habitualmente también menos- y para quienes le rodean, que aguantan mejor a la hora del a verdad al seco o seca que al desmesurado o desmesurada.

Es sólo una idea. Un abrazo.

Fernando Moral dijo...

O también la vida nace de los excesos y la muerte de los defectos. Pues sí, hay que evitar lo mediocre, pero con cuidado de no perder el juicio.

Un abrazo.

Blimunda dijo...

Eso sería, como tú has dicho, en el caso de que no encontraras el punto medio, pero en principio, estamos de acuerdo que es el que hay que buscar ¿no es así?, aunque nuestras vehemencias nos van a salir solas, y son, desde luego ,muy atractivas.
Es como hacer un blog, hay quién no suscita comentarios, que te deja( o dejas) que ni fu, ni fa. Pero luego están los que colman sus recuentos con la maravillosa cifra de 24(!!!!!!) comentarios. Son los antiaristotélicos de la blogsería, los que escriben libros de pájaros y saben cómo agitar este frasco hasta hacernos saltar a todos. No dejan a nadie indiferente, lees sus entradas y te dices, a ver cómo no le voy a comentar nada con la ocurrencia que acaba de tener, con ese hallazgo,con ese giro, esa visión, esas imágenes que para mi huerto las quisiera.
Que tonta ayer, me llegué a creer que eras tú el que bailaba, fuí rematadamente ingenua por exceso. Eresmicruz disfrutaría.
Un abrazo.

lolo dijo...

Ay, y yo.
Aunque el arte de la prudencia sienta mal a un estómago excesivo, si no hay moderación te mata la vida.

Retablo de la Vida Antigua dijo...

De acuerdo, menos en su preferencia por el dramatismo. Mejor ser imperturbable.

En especial cuando las cosas se ponen difíciles.

Vale.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Dyehgo, pues para tener usted tanta cansera, tiene mucha fuerza en el brazo. Repóngase usted y no se sienta obligado a nada. Un neutonio.

José Miguel, quizá algunos de esos vicios por exceso nacen del miedo a la muerte y no tienen más remedio que combatirla en su terreno. No sé. Lo pensaré. Un abrazo mercurial.

Aurora, a esa persona ahorradora la considero en el término medio virtuosa, a no ser que también fuera rácana. Pero tienes razón: la austeridad nos prepara para la crisis. Un beso mercurial.

Fernando, lo mediocre es lo peor y el término medio es lo mejor. Y me gusta eso de que la vida nace de los excesos: creo que es más acertado que decir lo contrario, como yo dije.

Olga Bernad dijo...

Es que cuando las cosas se ponen difíciles, hay que ser muy excesivo para permanecer impasible. A mí me gusta el control de un volcán que hierve, me gusta la pasión y el exceso que intenta dominarse, no hay tensión más difícil ni poética. No hay exceso mejor administrado que el del que está siempre a punto de explotar... y aguanta. Ese temblor interior.

Será la primavera, pero lo encuentro hasta erótico;-)
Hay que ver.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Blimunda, la ingenuidad es muy bonita y adorna a la persona. Y la verdad es que en Internet es fácil marcarse un farol y Eresmicruz me lo habría puesto muy fácil. En cuanto a esto de suscitar comentarios, no todos los blogs son iguales. Muchos y muy buenos prefieren ser leídos aunque no se les comente, es más, no responden comentarios. Salud.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Lolo, el arte de la prudencia es el que yo quisiera, el del toque justo en la vida, pero como no lo tengo, me consuelo con mis extremos por exceso o por defecto.

Gómez de Lesaca, en eso coincide usted con Aurora Pimentel. En tiempos difíciles, no hacer mudanza. Tiene usted toda la razón. Ay, la reciedumbre, qué virtud tan olvidada.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Olga, eso que has escrito es una auténtica belleza, es una poética y una manera de vivir el mundo a la que me apunto. Hoy me descubro y creo que deberías desarrollar eso, sin apenas retocar lo que has escrito y publicarlo en el blog o donde sea. Un beso.

Olga Bernad dijo...

Vaya, pues sí que está dando de sí esta conversación de sobremesa. Es que hoy no trabajo y estoy relajada, je. Y la sobremesa, desde Catulo...

Bueno, era una contestación a tu hermosa entrada y un poco al último comentario de Gómez de Lesaca.
Le daré alguna vuelta y, si en algún momento se convierte en entrada, irá en vuestro honor. Prometido;-)

Jesús Cotta Lobato dijo...

Olga, estaré pendiente. Un beso.

Retablo de la Vida Antigua dijo...

¡Quién pudiera ser imperturbable!

Como santa Teresa por los caminos (Nada te turbe/nada te espante)

Como san Ignacio, soldado y quebrantado, dispuesto a sentar plaza bajo las banderas de Cristo.

Como Sócrates, el hoplita: “decidí permanecer como otro cualquiera allí donde ellos me colocaron”.

O Don Juan de Austria, desengañado en Flandes.

Olga B tiene razón. Unamuno (el que inauguraba cursos escolares en nombre de Su Majestad España) hablaba en términos parecidos sobre los apasionados.

A Aurora Pimentel, según me consta, le gustan las películas de John Ford. Y esto quizás explica muchas cosas.

Además escriben con alto estilo.

Me quito el sombrero.

Y buenas noches.

Anónimo dijo...

La Santa Madre Iglesia, dice que el pecado más común y del que menos consciencia se tiene , es el pecado de omisión, es decir, pecar por defecto.
Pero tanto peca lo mucho como lo poco, prefiero hacer dos veces lo que me gusta que una, pero el exceso adelanta la muerte de la persona, con la unica ecepcción, utilizar una cama más de una vez al dia y para cosas distintas.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Pues, nada, anónimo, excedámonos en la cama, si nos dejan. Y si no, saltemos hasta darnos golpes en la cabeza con el techo.