jueves, 20 de enero de 2011

Argumentum musculogicum


Como hoy es san Sebastián, cuadra esta entrada.

Una tarde iba yo por la calle diciéndome que quizá Dios no fuera más que un ardid de la razón para no desesperarse ante la idea de la desaparición definitiva. Es una duda que me asalta constantemente: ¿y si no somos más que átomos, vacío y miedo a la muerte?

Entré en una iglesia abierta, que las hay muchas y hermosas en Sevilla, y me sorprendió ver de rodillas en el confesionario a un hombre joven, alto, apuesto y de una musculatura impresionante. Por cierto temblor de su espalda, me di cuenta de que estaba llorando. Cuando acabó su confesión, se retiró a un banco a rezar.

Aquella torre de músculos poseía lo que la sociedad actual y yo más valoramos: buen cuerpo, juventud, buena ropa, elegancia y una apostura varonil que llamaba la atención. Y, sin embargo, nada de eso le importaba entonces. Sólo le importaba reconciliarse con Dios.

Y esa tarde dejé de dudar. Rita Hayworth y ese hombre me conducen a Dios a través de la belleza.

14 comentarios:

Ignacio dijo...

El mejor argumento de dios es como se esconde y preserva su anonimato.
¿Te asombras de la fe de otro?
Cott: urgentemente hay que liar una parda en Triana: ya tengo convencido a Romano, la liamos de las que hacen época.

Máster en nubes dijo...

Jesús, a mí me pasa lo mismo pero con Clint Eastwood y Sean Connery (aparte de con la sierra de Guadarrama, y mira que está machacada). Los tres aumentan mi fe, ayer volví a ver Gran Torino y casi me arrodillo (y me da igual que Clint no sea una "buena persona" como dicen algunos biógrafos, eso me da más fe todavía: el artista que es un deastre en su vida privada)

Brindo por Rita, por ti, por Candela ;-), por Clint, Sean y el campo en general (con un café a estas horas de la mañana)

Dyhego dijo...

Don EPIFANIO:
Me pregunto por qué han elegido a San Sebastión como icono homosexual.
25 neutonios

Jesús Cotta Lobato dijo...

Ignacio, me sumo al plan. Le preguntaré a Romano. Eso promete y, más si es con vosotros dos.

Aurora, a mí me encanta brindar con café. Un día hablaré de eso. Yo me estoy tomando un té, pero me lo tomo a la salud de todos los que dices, incluida Guadarrama, que a mí también me fascina. Pero, sobre todo, por nuestra Candela.

Dyhego, porque la iconografía de san Sebastián es siempre la de un hombre de buen ver semidesnudo y con una ligera contorsión que el ojo morboso considera erótica, pero que en la mente del artista era más bien mística. Busque usted en youtube las fotos que se hizo Yukio Mishima caracterizado como san Sebastián. Veinticinco neutonios.

lolo dijo...

Los músculos, Cotta, son bellos en un hombre sólo si se olvida de ellos.

Elías dijo...

Pero, vamos a ver: ¿ese hombre no tenía nada mejor que hacer?
A mí, por ejemplo, me gusta llorar -en silencio, eso sí, que tampoco es cuestión de ir dando la nota más de la cuenta- por la calle.
Sobre todo cuando se me mete algo en los ojos.

Me apunto a lo de Rita.

Un abrazo.

Retablo de la Vida Antigua dijo...

Es un artículo que da mucho para pensar. Su planteamiento es tan platónico como cristiano.

Vale.

GdL ( o lo que es lo mismo: Retablo de la VA, que es mi blog).

Jesús Cotta Lobato dijo...

Lolo, tienes toda la razón. Aquí el menda cae a veces víctima del narcisismo y se olvida de esa verdad tan grande como un templo.

Elías, ¡qué alegría verte por aquí! Fue un gustazo conocerte. En cuanto al hombre de los músculos, se ve que no tenía nada mejor que hacer y eso me ha venido muy bien. Ex corde, Cotta.

Gómez de Lesaca, al final va a tener razón un amigo mío según el cual yo soy lo que tanto critico. Por ejemplo, critico a Platón porque en el fondo Platón me tiene convencidito. Reciba usted mi abrazo.

Blimunda dijo...

Envidia-envidiae es lo que me produce tu argumentum. Mucha, aunque no pierdo la esperanza dentro de eso mismo que tú te cuestionas. Bueno, a veces si que la pierdo pero desde que te conozco me hago mucho lio con este tema y tus poemas me suelen colmar de esa envidia...y son un consuelo, la verdad.

mujer prevenida vale por dos dijo...

De verdad Jesús! para que no haya dudas HAY CRISTIANAS QUE ESTAMOS MUY BUENAS! ya lo he dicho! Eso sí, seguro que no soy el mejor ejemplo de cristiana con todas mis contradicciones pero no todas/os son mojigatas feas...
Pero entre los valores cristianos no se potencia la belleza exterior

Jesús Cotta Lobato dijo...

Blimunda, ese lío también lo tengo yo. Y esa envidia por tu frescura poética y florida al hablar del amor que sientes por las personas y las cosas, también la tengo yo. Bienvenida al mundo de los que dudan. Bienvenida al mundo de los que no nos resignamos a que todo sea materia pedestre y trivial. Bienvenida.

Alejandro Muñoz dijo...

Estoy de acuerdo, Jesús, y aunque Dios esté en todas partes, me cuesta menos encontrarlo en Rita que en Adonis... pero también es verdad que seguramente mi debilidad hacia la Hayworth sería capaz de condenarme.

Un abrazo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Alejandro, yo creo que Dios sería muy indulgente contigo si perdieras la cabeza por nuestra Rita. Sería más riguroso si te convirtieras en un Adonis. ¡Dios te libre!

Jesús Cotta Lobato dijo...

Mujer prevenida, doy fe de vuestra belleza. Y gracias por tu manera elegante de recordármelo. Prometo enmendarme y contar algo al respecto, porque tengo sobradas razones e historias para encontrar a Dios en vuestra belleza. Un beso.