A la escalera plegable de toda la vida, la que se usa en el huerto para alcanzar las mandarinas más altas y los aguacates más recónditos, se le doblaron de pronto e inexplicablemente las patas la mañana de Reyes cuando estaba yo subido en el último peldaño a más de dos metros del suelo y caí aparatosamente de espaldas y espanté a los gatos y los pájaros. El blando lecho de hojas caídas y húmedas del aguacate amortiguó el golpe y me salvó del descoyuntamiento y mi ángel me salvó del desnucamiento contra el muro de piedra.
Me quedé en el suelo, estupefacto de estar sano y salvo.
Sin duda ese ha sido mi mejor regalo de Reyes Magos. Llamarse Epifanio de segundo nombre tiene que tener alguna ventaja.
6 comentarios:
Pues enhorabuena. Me alegro de veras. Y muy bien por ese ángel, que estaba al quite.
Anónimo, gracias por su alegría. Si alguna vez me quejo de la vida, recuérdeme ese día.
Querido Jesús:
Me alegro mucho de que no te haya ocurrido nada. El pasado uno de mayo, la Virgen y san José me hicieron un regalo similar. Bajaba con la bici de la Fuente de la Reina y poco antes de los tres 5, se rompió el tornillo que une la tija al sillín. El guarrazo fue de antología. Me levanté aturdido, desollado y estuve dolorido un mes, pero incólume. Fue en una recta, poco antes de una curva, por lo que iba frenando. En plena recta, en la curva o con un coche detrás, me habría matado.
Vicente,¡ahí sí que te salvaste de una peor que la mía! Como me dijo un mendigo el otro día, "Dios nos tiene bendecidos". Si él lo dice, que vive en la calle, con más razón nosotros, que tenemos bici, huerto y casa. Recibe mi abrazo y mi felicitación por tenerte vivo y coleando muchos más años entre nosotros
¡Me alegra saber que todo quedó en un susto y en algún que otro moratón, don Epifanio!
25 neutonios salutíferos.
Gracias, don Dyhego .Espero que los Reyes Magos se hayan portado muy bien con usted.
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