viernes, 29 de junio de 2018

Poesía al ataque



La poesía, como Eros, siempre se sale con la suya.

Cuántas veces me hago planes de trabajo: de agosto a diciembre terminar tal novela; de enero a marzo, preparar tal asignatura; de tal hora a tal hora, un poco de ejercicio… Y, entonces, cuando menos la espero, llega ella, la poesía, y se pasea desnuda por mi casa, tira la prosa al suelo, levanta jardines a su paso y me hace cantar y reír y llorar a chorros y luego se va como ha venido, en silencio, cuando le da la gana, niña mimada de Dios, hermana de Eros, estrella fugaz y caprichosa, y me deja allí tirado en el suelo, pero feliz como un niño que ha visto a los Reyes Magos...

Cuando pasa mucho tiempo sin que venga, voy a buscarla a la playa, que me pone muy poético. Pero más de una vez me ha pasado que la he llamado desde allí, y nada.

Poco a poco he ido conociéndola. Y me da miedo decir que ya le he pillado el tranquillo y que ya sé qué tengo que hacer para que me haga una visita este verano: hacerme en julio un superplán de trabajo concienzudo y sesudo de mucha prosa y silogismo y, entonces, cuando más enfrascado esté en él, ah, entonces vendrá creyéndose que me estropea los planes...

Pero antes de ese superplán os voy a decir qué voy a hacer durante el mes de agosto: tomarme una coronita antes de la comida, tocar un poco la guitarra, nadar por las mañanas, desempolvar las mancuernas, cantar con mis hermanos, charlar con la gente y sonreír y, por la noche, rezar a la Doncella tres avemarías, en las que te incluyo a ti, lector querido, querida lectora.

Feliz verano y que os visite, si no el amor, al menos la poesía.


2 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
muchas gracias por sus palabras y sus deseos.
Que se cumpla todo lo que ha planeado y que le sobrevengan muchas sorpresas agradables.
Feliz verano.
25 neutonios veraniegos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Dyhego, que un verano superneutónico y feliz inunde su casa.