-De los pecados capitales la envidia es el más tonto, la avaricia el más feo, la ira el más peligroso, la gula el más cochino, la pereza el más aburrido, la soberbia el más ridículo y la lujuria el único que antes de probar la manzana no era pecado ninguno.
-Contra ira, soltar unos buenos tacos; contra pereza, el despertador; contra avaricia, tener hijos; contra gula, mi dietista; contra soberbia, mirarme al espejo nada más despertarme; contra envidia, ser envidiado; y contra lujuria, sólo la muerte.
-Los que tratan a las personas como a perros suelen tratar a los perros como a personas.
-Sólo si todos tuviéramos anillos que nos vuelven invisibles, sabríamos quiénes son los buenos y quiénes los malos.
-Jamás probaremos el néctar y la ambrosía. Contentémonos con la coca.
-Los que quieren reducir la población deberían suicidarse.
10 comentarios:
Me quedo especialmente con el último, genial.
Me sumo a Enrique, me gustó mucho el último.
Un abrazo, querido Jesús.
Y los apóstoles de la eutanasia deberían predicar con el ejemplo.
Yo, el más tonto, siento una envidia grande por tus aforismos capitales.
Pues yo, la verdad, no sabría con cuál quedarme. Menos con el penúltimo (me conformo con unos buenos cigarros y algunos cubatas), todos los demás tienen su miga. Lo de los anillos de invisibilidad sería estupendo para tenerlos, pero peligrosísimo si los que lo tuvieran fueran los que están a nuestro alrededor...
La verdad la lujuria no debería ser un pecado. Y así no habría que esperar a la muerte para dejar de pecar. Con mi entrada de ayer, se peca nada más ver la foto...
Señores, gracias por los elogios. Esto de los aforismos es un ejercicio que recomiendo. Uno escribe una parrafada y luego resulta que se puede quedar condensada en un aforismo. Si no se puede, es que la parrafada vale la pena: es toda ella pura miga.
Tiene razón Enrique con lo de los eutanásicos. Y Juan Antonio en lo del cubata y los pitillos. Y Octavio, no te preocupes, la chica de tu entrada no hace pecar, sino dar gracias a Dios
Malditas palabras!. ¿Es envidia el sentimiento que despierta en mí esa gente tan inteligente y brillante que he conocido en mi vida profesional?. ¿Es envidia ese sentimiento sabiendo que NUNCA alcanzaré su nivel intelecual?.
Por eso sigo pensando que la auténtica poesía son las hermosas fórmulas matemáticas. Esas expresiones que sólo necesitan ser miradas y comprendidas. ¿Acaso no es bello pensar en la infinitud de los número primos gemelos?.
Jesús, o Epifanio como prefieras, para tí y tus amigos de este blog los mejores deseos de salud para 2009!.
Al final, el que se salva sabe y el que no, no sabe nada.
Querido lopera in the nest: eso no es envidia, sino admiración de la excelencia. En cuanto a las matemáticas, si algo es la verdad, son ellas.
Querido Reyvindiko, ¡qué alegría leer tus comentarios!
Que no Jesús!, que yo quiero esa inteligencia para mí. La admiro, pero la deseo. De la misma forma que cuando veo una mujer muy atractiva. El deseo de lo que no se puede tener es envidia, no?.
Publicar un comentario