viernes, 9 de enero de 2009

Hero y Leandro

Hero y Leandro se amaban, aunque los separaba el estrecho del Bósforo. Todas las noches Leandro cruzaba el estrecho a nado para amarla, y se puso cuadrado de tanto nado. Ella encendía un farol rojo para que él no se estrellara contra las rocas. Una noche de tormenta, Leandro se ahogó y Hero lo encontró muerto al amanecer y ella murió con él.
En su manual de mitología, Ruiz de Elvira cuenta que los ilustrados franceses, los que adoraban la razón, dudaban de la veracidad de este mito griego tardío. Y Lord Byron cruzó el estrecho a nado para demostrar que la proeza de Leandro era posible. Los amantes hacen muchas cosas que los razonables no pueden hacer ni entender.

10 comentarios:

Juan Antonio González Romano dijo...

Los amantes y los poetas románticos...

Anónimo dijo...

Lo que no parace explicable es que a Leandro (o a Byron) le quedasen fuerzas para yacer con Hero tras la travesía correspondiente, especialmente a partir de la tercera noche. Oh, qué buena idea para un microrrelato. Te lo dedicaré en breve, Jesús.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Querido Juan Antonio: se me olvidó incluir también a los poetas, siempre locos de amor.
Querido Octavio: hay que suponer que las ganas movían a Leandro a hacer todo eso. El deseo es muy poderoso. CUando vendría cansado, sería después de yacer, a la vuelta. Pero entre viaje y viaje, se hacía cada vez más fuerte y más deseoso, que ya sabes que cuanto más se practica, más gusta.

Anónimo dijo...

También es verdad, Jesús, no voy a ser yo quien diga que no. Pero aun así, habrá microrrelato.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Estupendo. Si lo escribes, será un honor leerlo.

La gata Roma dijo...

Pues espero que me perdone la frivolidad, pero vengo de esa calle cruda y real, de esos bares llenos de humo y ruidos, y tíos… y creo que no conozco a ninguno capáz de semejante proeza, y menos de repetirla cada noche… Conozco a un Leandro, y con el valor que solo dan las bebidas espirituosas servidas con hielo, me tienta llamarle para preguntarle si el haría algo así…
Imagino que los comentaristas anteriores tienen razón, y no quedan románticos ni poetas, o que servidora no se ha encontrado con uno de estos.

Kisses

Rosna dijo...

Maravilloso mito , no hay felicidad eterna , si existiera olvidariamos la tristeza y la Felicidad perdería su sentido , el deseo es energía en movimiento , y en estas bellas historias de Amor , siempre termina en drama . Me gusta ORFEO Y EURÍDICE .

Gracias por recrear el sentir ...
Feliz fin de semana Cotta san

Rosna

Jesús Cotta Lobato dijo...

Querida gata Roma: pues la verdad es que no creo que abunden los Leandros capaces de tamaña proeza y los pocos que hay están ya pillados por Heros muy listas que no los sueltan ni aunque las linchen. Por otra parte, creo que Leandro podía hacer esa travesía, no sé, cada semana y no cada día y así resulta más creíble. Un beso
QUerida Rosna: qué lástima que el deseo siempre acabe mal en las bellas historias. Menos mal que en la realidad el deseo encuentra muchas veces una energía similar con la que moverse. Un beso

Juan Carlos Garrido dijo...

Coda:

De no ser por la tormenta, se habrían casado y, diez años después, Leandro volvería a cruzar a nado el estrecho para huir del despotismo de Hero y salir de farra con sus amigotes (quien hace un cesto, hace ciento).

Saludos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Coda a la coda: podría ser que Hero, dado que Leandro se merecía por su valentía todos los honores y sólo en libertad daba el sí bemol, amase la libertad de Leandro y le permitiera de vez en cuando algunos escapes marinos y nocturnos para encontrarse con las ninfas de los mares y luego él volvería otra vez feliz a Hero.