miércoles, 14 de enero de 2009

Melón colorado y sandía blanca

Tendría yo unos tres o cuatro años cuando pasó por mi calle una furgoneta vendiendo melones. El melonero abrió uno para una mujer y ¡resulta que era rojo por dentro! Yo me quedé a cuadros: ¡un melón rojo!
Corrí a mi casa a pedirle a mi madre melón colorado, como si ella lo tuviera todo en la despensa. Entonces ella me dio una tajada de sandía. Y yo insistí en que quería melón colorado. Y ella insistía en que, si algo merecía ser melón colorado, era aquella raja de sandía.
Desde entonces, todos me preguntaban qué prefería: ¿melón colorado o sandía blanca? Se extendió el rumor en todo el pueblo de que yo llamaba sandía blanca al melón y melón colorado a la sandía, ¡cuando yo sólo quería el melón rojo que vendía aquel hombre!
En la mente de mis seres queridos funcionó esa tendencia que tenemos a ponerle a cada cosa su contraria: si la sandía era para mí melón rojo, evidentemente el melón tenía que ser sandía blanca.
Incapaz de deshacer a mi tierna edad ese tinglado verbal, pasé varios años de mi vida comiendo sandía blanca y melón colorado. ¿No quería yo melón colorado? Pues me harté.

22 comentarios:

Juanma dijo...

Conseguiste aquello de "melón y tajá en la mano".

Un abrazo, querido Jesús.

Rosna dijo...

... ¿ Pero su antojo del melón colorado fue vencido ...?

Que linda entrada , el sentir del niño que fuimos . Es como volver al lugar de la infancia . ¿ Somos nosotros , ahora .... o un extraño que lleva documentos donde están los nombres o apellidos ..?

Gracias Cotta san por estas nuevas emociones que nos recrea . Hoy si me permite le regalo un ramito de Violetas .

Rosna

José Miguel Ridao dijo...

Esta anécdota me recuerda el chiste del melón con jamón y la sandía con mortadela.

Anónimo dijo...

De pequeño ya apuntaba usted ciertos trazos de Góngora, por eso del trueque de conceptos. He aquí algunos ejemplos del Polifemo:

"Si roca de cristal no es de Neptuno,
pavón de Venus es, Cisne de Juno"

"Duda el Amor cuál más su color sea,
o púrpura nevada, o nieve roja"

"(polvo el cabello, húmidas centellas,
si no ardientes aljófares, sudando"

"entre dos mirtos que, de espuma canos,
dos verdes garzas son de la corriente"

"que a la precisa fuga, al presto vuelo,
grillos de nieve fue, plumas de hielo"

Saludos. Jaimito

Juan Antonio González Romano dijo...

Qué tiernos estos desconciertos infantiles, cómo nuestra inocencia nos hace pasar por estos trances con los que, para nuestro asombro, les alegramos el día a los demás sin saber por qué.
A partir de ahora, busquemos todos melones rojos y, cuando los hallemos, vengamos aquí a compartirlos.

Ángeles L. Satorre dijo...

Querido Jesús, has sabido reflejar perfectamente la perseverancia que tenemos cuando somos niños y hago una petición: ¡QUIERO MELÓN COLORADO!

Ángeles L. Satorre dijo...

Querido Jesús, has sabido reflejar perfectamente la perseverancia que tenemos cuando somos niños y hago una petición: ¡QUIERO MELÓN COLORADO!

Ángeles L. Satorre dijo...

Querido Jesús, has reflejado perfectamente la perseverancia que tenemos cuando somos niños y desde aquí hago una petición: ¡QUIERO MELÓN COLORADO!

Ángeles L. Satorre dijo...

Jesús, he tenido un pequeño problema informático y por eso mi comentario aparece tres veces. Ya sabes la informática es impredecible y muy fastidiosa a veces.

Juan Carlos Garrido dijo...

Es lo que le pasó a ZP: pregonaba por una desaceleración de la aceleración y se ha encontrado con una aceleración de la desaceleración (no te digo nada de cómo se nos acelera a todos el pulso cuando lo oímos hablar así).

Saludos.

Lopera in the nest dijo...

Querido Jesús, alejándote del melón amarillo puedes acercarte la melón rojo.

Lopera in the nest dijo...

Esta es la referencia que quería escribir, y que no entiendo porqué no ha salido antes.

Anónimo dijo...

¡Que imaginación papá! la sandía blanca y el melón colorado... con cuatro o tres añitos... uuuuuuuuuuuuuuaaaaaaaaaaaaaaaaaaauuuuuuuuuuuuuuuuuuu.¡ES IN_CRE_I-BLE! un beso tu hija isabel

Anónimo dijo...

Mi paisasa Ángeles ya lo ha dicho repetidas veces, así que no voy a insistir. Eso de los melones colorados tiene su punto. Ya prometía usted de pequeño, don Jesús.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Queridos todos: llego del trabajo y me encuentro con los comentarios más variopintos. ¡Qué gusto! Vamos a abrir un melón colorado y a cada uno le doy su tajada.
Querido Juanma: no había oído el refrán, pero viene como anillo al dedo.
Querida Rosna: no ha sido vencido el antojo. Aún sigo buscándolo. Me ha llegado el ramito de violetas. Son preciosas.
Querido José Miguel: en ese chiste pasa lo mismo que en la anécdota. Por cierto, ¿no serás por casualidad mi antiguo compañero de Alcalá de Guadaíra? Si es así, encantado del reencuentro. Si no es así, encantado del encuentro.
Querido Jaimito: ¡qué imágenes tan hermosas! Lo de húmedas centellas lo tengo que soltar en algún sitio. Gracias.
Querido Juan Antonio: una infancia feliz nos hace felices para casi siempre. Por eso hay que querer tanto a los niños.
Querida Ángeles: tu comentario bien merecía aparecer tres veces. Así podemos gritar los dos juntos.
QUerido Sombras Chinescas: visto así, ZP tiene su gracia.
Querido lopera in the nest: ahora mismo la visito. Por cierto, ¿coincidimos esta noche en el programa?
Querida hija mía: menuda sopresa me he llevado con tu comentario. Mi imaginación no era tanta como la tuya, que siempre me sorprende. Un beso de tu padre.
Querido Octavio: a ver si compartimos tú y yo uno de esos deliciosos melones rojos.

Anónimo dijo...

Pues yo me fui pensando esta mañana, despues de leerte, que mientras los adultos nos instalamos en la palabra para ver el mundo, los niños -y nosotros también lo fuimos- ven el mundo y lo describen con palabras aun creativas y constructoras... primigenias.
Bueno vale, los poetas también.

Jesús Cotta Lobato dijo...

No se me había ocurrido, tutusta. Está bien eso de que los poetas tengan algo en común con los niños: eso honra a los poetas.

elpiyayo dijo...

Cierto es hermano mio, que es al unico que le mandas un beso oportuno por sus inoportunas reflexiones y sabiendo que lo haces por ser yo audaz, que no valiente, ante tanto derroche de cultura,pues a ese beso una disculpa, perdona mi atrevimiento. No quiero contrariarte, solo darte un dato, que aún no tengo cincuenta años.
Por cierto, de sandias blancas soy experto (para mi desgracia) y lo del melón colorado mi hija me lo pedia así, lo que no sabia era quien era el que tan mal la habia aleccionado.
"Rememorar la niñez y la inocencia es grato, sentirse frustrado por esos recuerdos es muy triste y ver que las sentencias de los mayores eran verdades es patetico" Oju, creo que he hecho un aforismo muy largo.

José Miguel Ridao dijo...

Es reencuentro, Jesús, virtual pero reencuentro. Yo también estoy encantado, hablamos más ahora que cuando éramos compañeros.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Querido elpiyayo: no sabía yo que yo había tenido discípulos en eso del melón colorado. Otro beso.
Querido José Miguel: te sigo en tu blog. Internet tiene esas cosas: facilita la comunicación más que la realidad.

Anónimo dijo...

Menudo enredo. En mi pueblo se dice, todavía, Melón de pan (al melon) o Melón de agua (a la sandía). Que cada fruto tenía un nombre lo aprendí cuando atravesé las fronteras de ese territorio de la infancia al que también pertenecen una orografia de afectos. Hasta hoy,que leo tu relato,no me había dado cuenta de lo olvidado; Hubo una vez que los melones eran de pan o de agua. a gusto del personal.
Gracias por tu relato.
Un saludo
Gerardo

Jesús Cotta Lobato dijo...

Gracias a ti, Gerardo. Eso sí que nunca lo había oído, lo del melón de pan y el melón de agua. Me imagino que esos nombres tendrán para ti las mismas resonancias que para mí los de sandía blanca y melón colorado. Un saludo