Recuerdo una primavera que pasé en el campo, allá en los montes donde había nacido mi madre. Una tarde, nos juntamos muchos niños para acompañar a dos novios en un paseo entre olivos y almendros. Soy incapaz de recordar si los niños fuimos convocados para ese cometido o si aquello fue un encuentro casual. Tampoco recuerdo si aquel fue su primer paseo oficial de novios, con vigilancia infantil, como se solía hacer aún en esos campos apartados, o si se trataba más bien de su último paseo de novios antes de la inminente boda. Lo que sí recuerdo es que los novios nos trataban muy bien y que los niños íbamos correteando junto a ellos y que le traíamos flores a la novia y que el novio la miraba sonriendo, sin atreverse a darle la mano y que, cuando coronamos una colina, allí le puso él una flor en la cabellera y sólo ahora que soy mayor, entiendo que aquella sonrisa que él le dirigía escondía un amor más grande que él y un deseo erótico muy fuerte que él se esforzaba por disimular. Los niños estábamos contagiados de la belleza de aquel sentimiento y de todas aquellas flores. Yo, que tengo taypico años, sigo contagiado desde aquel día.
Ni siquiera sé quiénes eran. Espero que aún sigan juntos y que la pureza del sentimiento que los iba a unir haya sobrevivido a rutinas, cuernos y reproches o, lo que es más difícil, que no haya habido rutinas, cuernos y reproches y sigan paseando entre aquellas flores, esta vez a solas y libres.
Ni siquiera sé quiénes eran. Espero que aún sigan juntos y que la pureza del sentimiento que los iba a unir haya sobrevivido a rutinas, cuernos y reproches o, lo que es más difícil, que no haya habido rutinas, cuernos y reproches y sigan paseando entre aquellas flores, esta vez a solas y libres.
18 comentarios:
Tú que no recuerdas quienes eran y yo que ni siquiera sé que existen. Y, sin embargo, les deseo exactamente los mismo: ese gesto de la flor merece una vida juntos...cosa tan complicada, por otra parte.
Me has recordado la escena de "El padrino" (primera parte) con Michael Corleone paseando por Corleone con la que iba a ser su primera mujer (aquella siciliana a la que se le ven fugazmente los pechos y cuyo nombre no recuerdo ahora)...y con toda la corte familiar y de guardaespaldas que le acompañaban.
Un abrazo, querido Jesús. (creo que esta tarde te podré saludar en "La radio de los blogueros". ¿es así?).
Las rutinas y los reproches no hay quien se los quite; si no serían dioses en lugar de humanos. Se deben conformar con que no haya habido cuernos.
Me ha gustado mucho la evocación y la nostalgia que transpira tu entrada, Jesús. Un abrazo.
Una escena muy treatral, digna de figurar en Bodas de sangre o Yerma.Ya dijiste una vez que las flores son para los amantes o para los muertos. Yo creo que aquí las flores que el novio pone en la cabeza de la novia son un presagio de la tragedia.Quizá es por deformación profesional o porque me gusta imaginar que después de esa imagen tan bucóloica es preciso que sobrevengan los cuervos negros del sufrimiento....A lo mejor es porque soy un poco raro.
Abrazos Jesús
Amigos, veo a Juanma más romántico que a Antónimo y a José Miguel. No digo que estén ahora tan acaramelados como los recuerdo, pero quizá ahora se quieren más, precisamente por haber sobrevivido a rutinas y reproches (no en todos los amantes hay reproches).
Antónimo, tú no eres raro. Lo que ocurre es que la felicidad, en la literatura, es menos interesante que la tragedia y a ti, actor y poeta, el cuerpo te pide tragedia después de la belleza.
Ah, Juanma, sí, me podrás saludar. Un abrazo
Precioso relato que abre los sentidos y hace que la imaginación este viva .... y como amo las flores , el campo , imagino su relato como " un cultivo del amor " , la belleza del lugar , los novios ... los amantes ... los niños todos cultivando sentimientos de amor , bondad y belleza .
Hoy le propongo sembrar amor y ser como una fogata , y en el destello del calor abracemos a todos los seres sencibles que podamos concebir ....
Para su noche una estrella fugaz ...
Feliz fin de semana
Rosna
Gracias, Rosna, lo intentaré con los míos. También con los que no sean los míos. Y a ver qué sueño me depara esa estrella.
O que no sigan juntos, y hayan repetido esa experiencia única (sí, única) cientos de veces, y que cada flor haya sido la flor, y cada mirada la mirada, y cada beso un nuevo mundo que se abría.
Oh, me he puesto canallamente romántico...
Ése, Octavio, es el mejor piropo para una mujer: ella es la única flor que en el momento de la contemplación existe en el universo.
Qué me vas a decir a mí, amigo Jesús... Te escucharé con fruición esta tarde, aunque yenga que desatender otros menesteres...
Ahí seguimos, paseando, unos novios son todos los novios... muy bonito.
¡Qué raro suena oír a un hombre decir eso! Me alegro, José María
Dices que "la gente es interesante" en la entrevista que te han hecho en la radio de los blogueros, pero tengo que decirte, que el interesante eres tú. felicidades por tu libro.
Muchas gracias, Teresa. Lo confirmo contigo. Ex corde,
Jesús Cotta
Para mi, que yo tengo la suficiente edad para romper todo el romanticismo de esa escena idilica, ensoñadora, llena de proyectos, de color de rosa, de pelicula de Alicia en el pais de las maravillas, de Heidi, para mi queda en una escena extemporanea al saberse uno que el fruto de esa rosa en el pelo pueden ser hijos deseados, sueños que se van como el humo estupido de un cigarro o un cruel y maldito porro que se puede fumar un hijo idiota nacido de tanta liberalidad social que reeduca lo que tantos años cuesta enseñar a un hijo tuyo, en suma, para mi el amor y la muerte es lo unico cierto en el mundo.
Todo en suma, se reduce a que saber discernir entre escenas idilicas y amor verdadero es dificil y aun peor, saber discernir entre una muerte segura a la que todos llegaremos con mayor o menor romanticismo con los deberes aun por hacer. Hoy la vida me parece una MIERDA, ¿fisica o quimica¿¿gran hermano?¿el Luisma?, etcc,,, denme una bomba que pueda romper todas las televiosnes y haré una sociedad distinta, quizás no mejor que esta, pero si diferente.
Perdonemen todos, que el perdón de Jesús cuento con él.
Queridísimo elpiyayo, olvídate, en lo posible, del gran hermano, de ese porreta estúpido, y pon una flor en el pelo de quien más amas. Por lo demás, no tengo nada que perdonarte: tus comentarios siempre me vienen bien, me bajan a la realidad. Un beso muy grande, hermano
Estas sensaciones que describes me recuerdan a un relato de Herman Hesse que se titula LO QUE VIO EL POETA AL ANOCHECER.
Este relato cuenta la historia de una pareja que pasea por el campo y se encuentra con una niña.
El relato es excelente. Lo recomiendo.
Saludos.
(He llegado a este blog por el enlace de sombras chinescas)
Dany, buscaré ese relato. A lo mejor los paseos de novios entre las flores son, más que un hecho real, una exigencia del corazón. Un abrazo.
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