A esa hora en la que todos los recuerdos
vuelven con su marea hasta mi cama,
cuando la noche adentro es agua ciega
y la respiración la campanada
con la que se hunde el sueño hasta pudrirse,
abro los ojos y por dentro flota
la imagen de mi madre, todavía
joven, guapa, conmigo entre los brazos
y tan viva que vuelvo a ser en ella
su hijo.
(PULSO SOLAR, de DIEGO VAYA, XXXI Accésit Premio de Poesía Gil de Biedma)
3 comentarios:
Don Epifanio:
muy emotivo y emocionante.
¡Ay, las madres, cuánto se nota su ausencia!
Gracias por mostrarnos el poema.
25 neutonios paternales.
Don Diego, y qué difícil es hacer un buen poema a la madre. 25 neutonios fraternos
Realmente hermoso.
Gracias.
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