martes, 14 de abril de 2009

El mejor de los mundos posibles


Muchos le echan en cara a Dios que, si es tan bueno, ¿por qué no ha hecho el mejor de los mundos posibles? ¿Por qué no ha creado un mundo sin parásitos inmundos ni terremotos?

Pero el concepto del mejor mundo posible es absurdo: siempre es posible un mundo mejor que otro. El mundo peor posible sería la nada y el mejor sería Dios, que es la suma de todas las perfecciones. En medio está este que tenemos, que es razonablemente bueno. Pedir el mejor de los mundos posibles es pedir que no exista el mundo, sino sólo Dios, que es la perfección infinita.

Rechazar al pintor de un paisaje porque el paisaje podría ser más hermoso es no amar ni el arte ni los paisajes.

Yo prefiero pensar que el pintor pintó este que tenemos no porque no pudiera o no quisiera hacerlo mejor, sino porque éste era el mejor para nosotros en concreto. Sigo sin entender los parásitos y los terremotos, pero estoy tan agradecido por el paisaje, que espero no culpar al pintor porque en el paisaje hay ortigas y barrancos. Prefiero un paisaje con ortigas a nada. ¿Me voy a enfadar con un amigo que me regaló un libro de poesía porque, al leer un poema, me entró una crisis existencial o porque al pasar las hojas me corté el dedito con el filo del papel?

¡Viva la poesía, con todas sus crisis y toda su sangre!

16 comentarios:

Granito dijo...

Pues si¡Viva!, viva siempre la poesia de la vida, no hagamos dramas. Sin renunciar a pensar eso si, que también es poesia, y que nos hace libres, más poesía en la poesía.

Jaimito dijo...

amén

Benjamín dijo...

Pero el problema subsiste: no es lo mismo creer en un dios-creador (el motor inmóvil de Aristóteles) que creer en un dios-bueno. El cristianismo (y el platonismo) dan el paso, identifican el ser absoluto con la absoluta bondad y belleza. Por eso tu imagen del pintor, tu imagen estética crece en ese humus filosófico-emocional, que, sin embargo, no invalida el problema metafísico del Mal como creación divina. La única solución es postular que Dios nos es incomprensible, solo intuible y cognoscible por fe, es decir, por anulación del conocimiento y su suplantación por la confianza. Pero confiar no es entender ni saber. Es verdad que el Mal no es una forma específica del Ser, sino una percepción emocional nuestra, una valoración no fáctica, sino añadida a lo real. Pero entonces el Bien también lo es, y atribuir a Dios la bondad es exactamente igual de arbitrario que reprocharle el Mal. Lo que nos devuelve al dios de Aristóteles, ese anodino mecanismo que no consuela ni apadrina, sino que solo segrega lo real como un exudado indiferente. No es solo el silencio de Dios, sino la intuición de que no habla porque no tiene nada que decir. Y entonces, si solo es una causa, no deja de ser parte de lo real, por tanto inmerecedor de adoración o siquiera confianza. En fin, no sé si éste es un mundo a la medida humana y además ni bueno ni malo del todo, como sugieres; lo que sí sé es que la pregunta o la queja no dejarán de acompañar al Hombre mientras perviva, por más que la contemplación nos distraiga de vez en cuando (y no te lo reprocho, claro está) de la funesta manía de pensar.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Granito, que la poesía te acompañe y te dé una espada de fuego para matar el monstruo de la desesperación.

Jaimito, no sé, no estoy tan seguro, pero al menos ahora lo siento así. Un abrazo.

Benjamín, claro que el problema subsiste. Como digo en la entrada, sigo sin entender los parásitos y los terremotos, pero estoy tan agradecido al don de la vida y del mundo, que, cuando veo los parásitos y los terremotos, no me parece digno echárselo en cara al que también me dio las auroras boreales y el eros y la lira. No es una cuestión filosófica, sino de talante: a caballo regalado no le miro el diente. Eso no quita que le vea al caballo las heridas y los tábanos, pero, jolines, ¡a cambio tengo un caballo! Pedirle a un Dios bueno que todas sus criaturas sean buenas para todas sus criaturas es pedirle que no haga criatura ninguna: para que existan hermosas ciervas las flores han de ser devoradas y para que existan majestuosos tigres, las ciervas han de ser devoradas. No es un defecto de Dios el que las cosas sean así: es más bien una cualidad del ser, que necesita ser dialéctico y conflictivo para que no sea estéril.
Y ya que me he metido en filosofía, discrepo en tu afirmación de que el mal es sólo una percepción emocional nuestra: si lo percibimos, es porque hay algo que percibir. Por tanto, el mal existe como ausencia de bien. Cuando uno pierde una pierna, el mal es la ausencia de pierna. La ceguera es un mal físico: ausencia de algo que debería haber en los ojos: vista. Y esa ausencia del bien debido es lo que percibimos y por tanto lo llamamos mal.

Coincido contigo en que la queja humana ante el silencio de DIos nos acompañará. ¿No se quejó el mismísimo Cristo en Getsemaní? Y el quejarse es señal de que se piensa, pero creo que uno da más un paso en la inteligencia si a la pregunta de por qué permite Dios el mal responde confiando en que Dios lo permite por un bien mayor que se me escapa, en vez de responder, con cierta soberbia, que no será tan bueno el que nos dio este cuerpo maravilloso porque nos salen granos y tumores. Es más sabio para vivir confiar, sin olvidar las preguntas, que desconfiar porque no nos responde a las preguntas.
Y te agradezco las discrepancias, porque me has obligado a pensar. Un abrazo, de poeta a poeta.

Juan Antonio González Romano dijo...

Jo, qué bien me lo paso leyendo estas disquisiciones filosóficas. Yo también soy de los que doy las gracias por lo que tengo; no me gusta quejarme (suelo decir que para qué quejarse, si vamos a cobrar lo mismo...). Y, sobre todo, viva la Poesía.
Un abrazo.

Mery dijo...

Es un gusto encontrarse con estas disquisiciones casi filosóficas y del todo humanas.

Yo creo que si tuviéramos un mundo mejor, el mejor posible, perderíamos algo esencial para el hombre: la ilusión. La ilusión por mejorar. También la esperanza. Por supuesto que llevaría implícito sus contrarios: desilusión y desesperanza, pero sin estos cuatro elementos ¿qué seríamos? Seres lineales, sin emociones...

Aplaudo esta entrada con todas mis fuerzas (y mis emociones también)
Un beso

Alejandro Muñoz dijo...

Está bien pensar que el mundo en que vivimos es razonablemente bueno.
No estoy de acuerdo con los catastrofistas que tratan de convencerme a diario de lo mal que está el mundo, que duraremos poco y que cualquier tiempo pasado fue mejor.
No me sentiría seguro si me tocase vivir con los romanos o los señores feudales.
Si Dios hubiese querido que habitásemos todavía el paraíso seríamos meras ortigas del paisaje. No alcanzaríamos el protagonismo que pueda tener el barranco de la imagen que nos brindas.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Juan Antonio, y en tu poesía se nota esa alegría de vivir y esa gratitud.

Mery, tu aplauso suena a campanas de plata. Gracias.

Alejandro, no se me había ocurrido, pero tienes razón: el Edén nos habría condenado a ser buenos como una planta. Un abrazo a todos.

Rosna dijo...

En mi noche entrar en las bitácoras es mi descanso ... siempre hay un paraíso en algún lugar ...
Que verdad : ... "es más sabio para Vivir Confiar " ...quizás lo único que nos queda poder confiar en que estamos dentro de un Universo perfecto y Nosotros somos parte importante de él . Esta entrada y ese debate entre dos amigos pensadores , me lleva a reflexionar ,que no podemos perder el sentido de vivir según las Leyes de Quien nos creó , dentro de una impredecible naturaleza que se autorregula a sí misma .
¿ Que hacer ....?
Me dejo llevar por el fluir en el río de la vida y así descubrir la verdadera creación en la que vivo .La entrega es el camino , la Confianza es el vehículo que nos conducirá hacia esas nuevas formas de existencia . El Miedo y la Resistencia a cambiar sólo aumentarán el malestar .
Liberar la mente de preocupaciones , resentimientos , limitaciones ,salir de la mente racional .
Aprendamos a ser co-creadores sin dependencias y seremos auténticamente Libres ,Vivamos en la Abundancia de las riquezas del Universo .
Tremenda tarea .... pero Vale la pena , No estamos aquí por Casualidad ....
Un abrazo apretadito para tod@s.
Les quiero
Rosna

Jesús Cotta Lobato dijo...

Desde tu noches tus palabras son siempre luminosas como estrellas fugaces. Yo también quiero ser cocreador. Me considero afortunado de ser un ser dotado de inteligencia para comprender lo incomprensible que es este universo maravilloso. Un beso

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Viva la poesía.

Y qué sería de nuestras vidas sin crisis de ese tipo o de cualquier otro.

Y que sería de la vida sin cortarnos con las hojas afiladas de los libros de poesía. Seguro que otros géneros no sangran tanto.

Me encantan las crisis, esas crisis que provocan una vuelta al interior y una salida pausable y conmovida.

Es la literatura, la buena literatura la que sale de las crisis, y de la sangre de nuestros cortes.

Un abrazo Jesús.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Un abrazo virtual, para redondear el real que nos hemos dado, Javier. Un agradable reencuentro.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Lo mismo digo Jesús, gracias por todo.

Anónimo dijo...

Cuando de repente cinco médicos se dirigen a ti para decirte que
tu hija de 14 años, que se encuentra tumbada en la cama sin apenas
poder moverse, padece una enfermedad de la que desconocen la cura,
pero que gracias a Dios tiene tratamiento, entonces piensas ¿tiene que ser
un error?, ruegas Dios mío que sea un error, y no lo es.
En ese momento dejas de creer en él. No me consuela que me digan otros
están peor, ni que todas las cosas ocurren por algo, o para nada. Sigo buscando y no encuentro respuestas
Ángeles

Jesús Cotta Lobato dijo...

Querida Ángeles: para los que no tenemos el problema de una hija enferma es muy fácil escribir entradas optimistas como la que acabo de escribir. Comprendo tu dolor (si eres tú la madre de la que hablas) y aquí el amor es lo único que nos salva. Yo tampoco tengo respuestas para el dolor de los inocentes, pero ruego a Dios que, en medio de mis desgracias, al menos no pierda la fe, que es lo único que me puede dar esperanza. Y ruego para que, aunque dudes de Dios (algo natural en un trance como ese), la alegría y el amor te ayuden en la medida de lo posible a hacer más llevadera tu vida y la de tu hija. De todo corazón, Jesús

Anónimo dijo...

Gracias, la niña lo lleva bien , pero la madre que soy yo, no y eso que han pasado dos años desde que se lo diagnosticaron.
Gracias de nuevo
Ángeles