sábado, 12 de julio de 2008
El obispo y yo
Un día nos pusieron a todos los niños del cole en fila en el patio porque venía el obispo a dar una charla. Tenía en las manos varios evangelios de Nacar-Colunga que pensaba regalar al que supiese responder a las preguntas que nos iba a hacer. Nos preguntó, pues, qué cosas importantes hizo Jesús. Ninguno de los niños levantó la mano y yo, viniendo de familia tan religiosa, me sentí obligado a responder. En mi mente infantil recordé pasajes del evangelio: la Magdalena que él salvó de la lapidación, la hemorroísa que él curó, Marta y María, la hija del centurión que él resucitó... Cristo, con todos sus milagros, se me representó de pronto rodeado de mujeres santas y levanté la mano y respondí:: “Que hacía milagros con las mujeres”. Para mi sorpresa, ni los profesores ni el obispo se mostraron entusiasmados con mi respuesta. El obispo me dio de mala gana el evangelio mientras decía: “Bueno, no sólo con las mujeres. Hizo milagros para todos”. En fin, que me lucí.
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2 comentarios:
Jajajaa. Buena anécdota.
Lo peor fue que el evangelio que me regaló Buxarrais venía defectuoso, con más de la mitad de las páginas en blanco. Un abrazo
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