He ido con mi madre a coger alcaparras. He pagado mi cuota de pinchazos (porque ellas se defienden con sus espinas) y ahora tengo en mi casa dos pedazos de tarros a rebosar de capullitos de alcaparra. En media hora mi madre recogió el doble que yo y eso que tiene setenta y dos años. Se desenvuelve en el campo con mucha más ligereza que yo, que tengo sólo taypico años.
Aunque soy un urbanita, vengo de labradores y por eso, cuando voy al campo, me pongo muy geórgico con los pájaros, las mariposas, las cigarras y los grillos. A veces un zorro y una perdiz. En el campo uno puede ensuciarse los zapatos, meter la mano en una higuera y zamparse varios higos, beber de un botijo, meter la cabeza en el agua y sacudirse como los perros (eso cuando yo tenía pelo) y, sobre todo, puede uno mear donde le apetezca y juzgar a hacer parábolas en el aire, como cuando uno era niño.
Ayer además las nubes eran grandiosas. Parecían haber explotado en el horizonte y desde allí se desplegaban en rayos gigantescos hacia el otro horizonte. Si un pintor las hubiese pintado, lo habrían tachado de poco natural y fantasioso.
Me ha venido muy bien hacer el bestia en la campiña. En esta semana apenas he podido escribir dos folios de mi novela, por más que me he retorcido los sesos, pero mi hermano, en su campo, ha levantado en siete días un cobertizo más sólido que el Partenón. Mis literarios castillos en el aire se derrumbaron ante la materialidad y contundencia del cobertizo.
En fin, amigos, que estoy muy bucólico. ¿No os entran tentaciones periódicas de venderlo todo y arrastrar a toda la familia al campo y comenzar de cero, sacarle el fruto a la tierra con el sudor de la frente, hacer uno mismo el pan que van a comer sus hijos y, cuando llega la noche, sacar la guitarra a la luz de la luna y cantar unas coplillas?
2 comentarios:
......Con el sudor de tu frente ganarás el pan, la tierra estará cubierta de espinos y abrojos...., por ejemplo las alcaparras. Entiendo que hacer eso dignifica la persona que lo hace, se llena de todo, se harta, se cansa, se sufre más pero tambien su alivio es más grande. Pero tu madre eso lo hecho mil veces y no solo por eso es mil veces bendita, pero si más digna y más agradecida que los que por gusto vamos al campo a zamparnos los bollos comprados en el asfalto y embadurnados de m..... me callo.
Mejor ganarse el pan asi que con el sudor del de enfrente, de esos somos más.
La proxima excursión vas a coger chumbos, a ver si te parecen caros o baratos los que se venden en las calles de Malaga.
Pero en esta vida según dicen, todo tiene espinas menos los chumbos.
Del sudor del de enfrente viven demasiados. En cuanto a lo de los chumbos, entiendo el precio que tienen. Me he atrevido por ahora sólo con las alcaparras. Un abrazo
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