domingo, 17 de agosto de 2008
Varicela
Hace dos veranos pasé la varicela. Es una enfermedad fea y humillante. Uno sabe que no es grave y por eso fastidia tanto tener que soportar durante una semana ese sufrimiento de costras y picores y que ese sufrimiento no servirá para absolutamente nada más que dejarte unas cicatrices que no serán de guerra y de las que uno no puede fardar. Yo me metía en la bañera fría para poder soportar los picores como buenamente podía y cada vez que veía mi rostro en el espejo, me sentía como la Bestia. Llegó un momento en que le pedí morfina a mi doctora, que me dijo que la morfina no quitaba los picores. Sí, lo sé, pero lo que yo quería es haber estado dormido durante los tres días que dura lo peor del escozor. Si la varicela nos atacase por vez primera a toda la humanidad a la vez, estoy seguro de que habría muchos suicidios al tercer día.
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