miércoles, 17 de diciembre de 2008

Visita a las secuoyas

Se encuentra usted en la absoluta sombra.
El sol no llega al suelo desde siglos.
No lo quiere la hierba sombreada,
que es como el musgo de la cara oculta.
Ya estaban las secuoyas cuando Dafne
no era laurel aún ni Cristo un hombre.
Y hay aves que no alcanzan tal altura,
los hombres entre ellas todavía.
¿Para qué ir a ver los rascacielos
temblones que además se resquebrajan
si hay secuoyas que llegan hasta el sol?
Abrácese a sus troncos cuando llueva,
mas no se enoje si ellas no hacen caso.
Está prohibido hacer fotografías.

4 comentarios:

Antonio Rivero Taravillo dijo...

Me ha gustado mucho, Jesús. ¿Leíste el mío de hace unos meses? http://fuegoconnieve.blogspot.com/2008/10/las-secuoyas.html

Un abrazo.

José María JURADO dijo...

Blogs comunicantes, al leer tu poema me he acordado del de Antonio, pero entonces ¿esa foto es prohibida? ¿En qué blog pongo el comentario?

Jesús Cotta Lobato dijo...

Querido Antonio: sigo agradablemente asombrado de nuestra coincidencia. Te he dejado un comentario en tu bitácora. Por cierto, no sería mala idea una antología de poemas de varios autores a los árboles.
Querido José María: yo creo que esos poemas nos los han inspirado las secuoyas. Se ve que a ellos les gusta un tipo concreto de poetas. Un abrazo

Antonio Rivero Taravillo dijo...

¡Cómo se entrelazan nuestras ramas!