Había en mi antiguo instituto un chico que no hablaba en clase, pero que tampoco abría un libro. Algunos profes se lo consentían y otros lo expulsaban. Como yo era por entonces y por desgracia vicedirector, lo trataba mucho y me contó que su hermano, con veinte años, estaba en la cárcel y que tenía un gorrión.
-¿Un gorrión? -le pregunté.
-Sí, los gorriones anidan en la cárcel y el que puede cría uno y lo mima, lo cuida, le da de comer... Los gorriones allí están muy cotizados. A mi hermano le han ofrecido por el suyo un montón de dinero.
-¿Y no lo vende?
-¡Qué va! ¡Con el trabajito que le costó atraerlo hasta su reja!
16 comentarios:
Qué bonitos los gorriones, tan poca cosa, tantos a veces. He leído que hay un momento en que hay más gorriones que personas en España, luego mueren algunos polluelos y volvemos a ser más personas.
Gracias por esta entrada, los pájaros son... de lo mejor que hay.
Por fortuna, es verdad aquello de que hay cosas que no tienen precios (y no es un anuncio de televisión).
Un abrazo, querido Jesús.
Esta historia te compensó ser vicedirector, y a nosotros ya ni te cuento. Preciosa.
Atraer a alguien a nuestra reja es lo que hacemos todos¿Qué es el amor sino eso mismo?El problema es que no todo el mundo tiene la paciencia para esperar el tiempo suficiente o que no haya ningín gorrión que quiera caer preso.
En el hermano de tu alumno podemos ver a Burt Lancaster en aquella peli en la que es un presidiario que cria pájaros en su jaula... Es una hermosa película que además como se dice, estaba basada en un hecho real. Aquel presidiario llegó a tener un gran conocimiento de las enfermedades de los pájaros e incluso se le publicó un libro sobre ello.
Esta es la anécdota...
¿Nunca habeis tenido un pajarito que se comportara como un verdadero animal de compañía? ¿Que te siga volando, se pose en tu hombro, que coma de tu mano?
Yo sí y por eso entiendo al hermano de tu alumno y a burt lancaster... En la opresión de lo real el pájaro da sentido a nuestra vida.
Hoy nos ponemos de acuerdo en entradas sobre pájaros, Jesús, será que olemos la primavera. Buena la puntualización sobre tu desgracia temporal, y entrañable historia.
No deja de ser curioso que algunos sientan más amor por los animales (renovando la vigencia del romance del prisionero) que por los seres humanos...
En cualquier caqso, hermosa anécdota.
De nuevo la realidad supera a la "ficción poética". Por suerte no hay ballesteros...
Preciosa y a la vez triste anécdota. Se merece un poema.
Quizá sea tan simple como que todos tenemos una cierta ternura que ofrecer, y es mucho más sencillo dársela a un pájaro. Siempre nos herirá menos. Y es delicado, libre... atraerlo a nuestra reja es un poco conquistarlo y otro poco buscar esa complicidad tan necesaria que nos reconcilia con el mundo, notar que otro ser vivo nos responde.
Es de las entradas que más me ha gustado leer.
Saludos, Jesús.
No conocía yo ese dato, Máster. Ya coincidimos en dos cosas bonitas: las playas y los pájaros.
Juanma, el valor del pájaro es el de la inocencia y el de la libertad. Y es verdad que eso sí que no tiene precio.
Gracias, Enrique. Así me reconcilio con mi pasado vicedirectoril.
Antónimo, me alegro de verte por aquí. Ojalá, una vez que atraigamos a alguien a nuestra reja, se sienta a gusto y en libertad, no entre rejas.
Tutusta, yo sí he tenido un pájaro así. Esa inocencia del pájaro me cautiva. Y me interesa mucho esa peli de Lancaster. La buscaré.
José Miguel, deberíamos hacer un estudio de las personas a las que nos gustan los pájaros. Seguro que tenemos muchas cosas en común y ahora mismo te visito.
Juan Antonio, tienes razón. Pero un preso que acaba encariñándose con un pájaro es porque no ha sabido hacer lo mismo con las personas, al menos con las personas a las que hizo daño. En su amor a los animales está gritando su delito o, como diría Sócrates, su ignorancia.
Miradme al menos, intentaré hacer el poema, pero me temo que me saldrá un plagio de Que por mayo era por mayo. Pero a ver si lo consigo. Un abrazo.
Creo que Olga responde a la perfección a la cuestión que planteaba Juan Antonio. Todos necesitamos dar y recibir cariño, pero un pájaro no nos lo pone tan difícil. Gracias, Olga. Me honra.
La peli de la que comenta tutusta es "El hombre de Alcatraz", una preciosa película protagonizada por B. Lancaster y Karl Malden, creo recordar, de principio de los 60 y dirigida por John Frankenheimer. Altamente recomendable. Por decir otra peli sobre hombres y pájaros, "Birdy", de Allan Parker, con Mathew Modinne y Nicholas Cage; aunque a mí me gusta más la primera.
Gracias, Razzionger. La veré con mucho gusto. Birdy ya la conozco.
Hermosa e inquietante anécdota.
Debe ser que algunos se manejan mejor con las necesidades afectivas de los ánimales, más básicas y simples sin duda que las de sus congéneres.
Es curioso, pero la película de Burt Lancaster que te han recomendado también se me vino a la cabeza en cuanto leí tu entrada. Buena y recomendable película, sin duda.
Saludos
En "El hombre de Alcatraz", película interpretada maravillosamente por Burt Lancaster, se cuenta la historia de un preso que cura en su celda pájaros enfermos y que termina por convertirse en un ornitólogo de fama mundial.
Precioso relato, que es también una hermosa metáfora de lo que es la vida, la verdadera vida y la verdadera libertad.
Tato y Suso, tal como lo contáis, me he perdido a mis taypico años un peliculón. Ahora mismo la busco. Gracias.
Ahora que lo comentan, es verdad lo de "El preso de Alcatraz", no me acordaba.
¿Qué habrá sido de ese muchacho que tan en mente tenía a su hermano preso?
Una muy bonita historia
Publicar un comentario