El mismo día en que contraté la conexión inalámbrica, antes de que me diese tiempo de ponerle una contraseña, algún vecino me la robó y le puso una contraseña que me impedía utilizar mi propia conexión. Vinieron a casa unos técnicos a arreglarlo. Ni siquieran respondieron al gentil saludo de mis hijas. Tardaron en arreglarlo una hora, mientras yo leía Oír la luz, de Eloy Sánchez Rosillo (libro de poesía que recomiendo vivamente), y algo le hicieron a mi ordenata, que, diez minutos después de irse ellos, comenzó a abrir ventanas extrañas que le han acabado introduciendo ciento treinta virus y que me impiden trabajar. Como no ha habido manera de demostrar a la empresa que es por culpa de los técnicos, mi hermano David se ha pasado todo este domingo arreglando el desaguisado. Gracias, David, siempre me estás sacando de apuros.
Yo, como no sé informática, sino griego antiguo, no tengo una lista de espera de gente preguntándome qué le pasa a su ordenador. Pero, ¡cómo me gustaría que un amigo me llamara de madrugada desesperado porque no entiende un hexámetro de Homero!
18 comentarios:
Qué buen requiebro final. Y es bueno saber dónde puedo consultar mis dudas a cualquier hora (en fin, respetaré siempre la madrugada...mis necesidades homéricas no son tan imperiosas).
Un abrazo, querido Jesús.
Haabría que pedir para ti, pero ya, un ordenador programado en griego antiguo para que no te vuelvan a pasar estas cosas. Pero me temo, ay, que no te dejaríamos dormir, con tantas llamadas de auxilio...
Dios nos libre de los virus informáticos que de los gripales ya nos libraremos nosotros.
Saludos.
Homero pueede esperar al día siguiente; al fin y al cabo lleva ahí miles de años. Lo que no puede esperar es el ordenador donde comentas a Homero, porque entonces hay que posponer el comentario. Los ordenadores nos han contagiado el virus de las prisas, y en venganza ellos han contraido cientos. ¡Me ha salido una greguería/blogueríal!
Yo entiendo más de griego moderno, pero claro, ese se habla sin palabras.
Juanma, aquí estoy para homerizarte. Juan Antonio, ¿dónde estará ese ordenata de los dioses?
A Radioblogueros, gracias por la entrada de hoy en tu bitácora: descanse en paz nuestra Marta.
José Miguel, precisamente, porque Homero ha esperado demasiado, no lo hagamos esperar más. Y el ordenata, que es un medio y no un fin, no tiene derecho a contagiarse.
Octavio, pues fíjate que de griego moderno algo sé y ¿cómo es eso de que se ejercita sin palabras? Yo lo ejercito con la lengua, tanto con los griegos como con las griegas.
Quandoque bonus dormitat Homerus, así que a ti también te dejaremos dormir.
Me refería a otro tipo de griego, Jesús, comopuede ver aquí. Saludos canallas.
José María, qué buena máxima. La tenía olvidada. Se la pondré a mis alumnos.
Ah, ¿te referías a ese otro griego? Los griegos le llaman a eso un turco.
Tranquilo, Jeús, que los virus han llegado ocultos en el caballo de Troya de los técnicos. Los clásicos están en todos sitios, solo hay que saberlos encontrar.
Un saludo.
Miradmealmenos, la última parte de tu comentario es una reflexión excelente, con forma de aforismo. Me gusta.
¿Y si de verdad te llamara un amigo a media noche por el tema de Homero? Habría que ver tu cara, jajaja.
Por cierto, para cara dura la de tu vecino.
Un abrazo
Bueno, Mery es la única que ha comentado la cara dura del vecino. Yo sigo asombrado de la cara dura de la gente. Un beso
Es curioso que se llamen "troyanos" los virus que se introducen en los ordenadores, cuando tendrían estos que llamarse "griegos", pues son estos los que se internaron en la ciudadela troyana, caballo de madera mediante. No sé, lo encuentro una injusticia histórica-mítica para con los pobres troyanos, suficiente tuvieron con su caída y con aguantar, mientras vivió, al implacable Aquiles.
Supongo que pusieron este nombre a los virus por entender mal la expresión "caballo de Troya". Quizá me equivoque y haya otra explicación que desconozca y que deje en mejor paradero los conocimientos mítico-literarios de los que establecieron tal nombre.
Saludos.
Jaimito
Pues ahora que lo dices, tienes razón en lo de los troyanos. Lo que ocurre es que si llamáramos a esos virus aqueos o griegos, no evocaría el caballo de Troya, como tú bien intuyes. Es curioso cómo un nombre inexacto puede evocar mejor la idea que el exacto. Un abrazo, Jaimito
Quizá tenga algo que ver lo de troyano y lo de griego en el caso del ordenador de Jesús: los virus a los que los técnicos abrieron la puerta dieron mucho por piiiiiiiiiiiii.
Un placer estar ahí para arreglar lo que pueda. Espero que todo vaya bien y, de cualquier modo, preferiría hablar de versos que de bits, pues en lo de arreglar ordenadores hay poco lugar para la creatividad aunque sí para la caridad.
¡Ah, Reyvindiko, mi benefactor! Seguro que esos virus eran griegos. TU argumento es demoledor.
Pues lo que te ha pasado viene a confirmar la teoría de que la invisibilidad sólo sirve para hacer el mal. Yo reconozco haber entrado en internet a costa de algún inocente vecino que no tenía contraseña en su conexión, algo que no me parece malo si no te pones a "bajarte" música, pero lo que te ha pasado es un robo y lo peor es que ha sido alguien que tienes muy cerquita. Ánimo y que tengas suerte para poder recuperarla.
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