Cuántas veces me he visto inundado de una firme determinación, de unas ganas tremendas de poner fin a ciertos defectos y cuántas, al día siguiente, he vuelto a incurrir en ellos y entonces uno, como dice mi hermano David, se pregunta: ¿Dónde demonios se han metido esas ganas, con lo grandes y tremendas que eran? ¿Qué se ficieron?
Yo he hecho votos solemnes, promesas entusiastas, compromisos escritos casi con sangre, a veces por mi honor o ante Dios, para poner fin a ciertas cosas. He aquí una lista de ellas.
-Definitivo: ya no volveré a hablar de política con mis compañeros de trabajo. Por fin he escarmentado.
-¡Oídme todos: éste es el último cigarrillo que fumo en esta vida mortal!
-Ya no me volveré a emborrachar en lo que me queda de vida.
-¡Qué claro lo veo hoy: el curso próximo seré más duro con las notas de los alumnos!
-¡Esto ya no lo haré más! Como mínimo, me hace perder estúpidamente el tiempo.
-Etc.
21 comentarios:
Esas ganas se han ido ya cansadas y convencidas de que nada pueden hacer, no son las ganas las que tienen que querer conseguir algo, si no tú. Buen inicio de semana.
Gloria.
No hay mayor fuerza que la fuerza de Voluntad. Los vicios... es difícil luchar contra ellos, amenudo nos acompañan durante toda la vida junto a las pasiones hasta la muerte. Yo he roto siempre todos mis votos y mis promesos, no tengo fuerza de voluntad, es algo que tengo que trabajar mucho en esta vida.
Saludos y buenos días Jesús... en mi blog he dejado mi primer vídeo youtube, recoge algunas de las reflexiones que he ido escribiendo con el tiempo, espero que te guste. Un fuerte abrazo.
Me acuerdo del antiguo libro de Inglés "Starting out", donde se hablaba de las new year resolutions que nunca se cumplían...
Yo creo que, más que promesas solemnes, vale el convencimiento paulatino de que es bueno cambiar algo hasta que un día decimos: "bueno, creo que ya ha llegado la hora de hacerlo" o, en inglés, "until here we have arrived", je je. Así es mejor que de sopetón, el salto no es tan brusco.
Bueno puede ser que cuando se trata de cosas que cuestan mucho trabajo, confundamos las ganas con ilusiones y para poder conseguir dichas cosas tienen que ser igual de grandes las ganas y la voluntad.
No se donde iran las ganas, un dia tenemos que organizar una expedicion en busca de las ganas perdidas.
Aunque una cosa si es segura, cuando te vengan las ganas gastalas antes de que se te pasen.
un saludo mu apretao.
Gloria, tienes razón, pero ¿qué puedo hacer yo sin mis ganas?
Ladrón, entonces ya somos dos. Ahora visito tu vídeo.
Julio, yo podría escribir un libro entero sobre eso.
José Miguel, mis ganas se producen cuando me digo "Hasta aquí hemos llegado". Y luego resulta que no, que podíamos llegar más lejos.
Africanito, tu consejo me acaba de abrir los ojos. Ahora me doy cuenta de que no eran ganas, sino ilusiones. Quiero además darte un abrazo muy fuerte, el que en directo me cuesta trabajo darte porque soy muy tímido. Eres una gran persona, un pedazo de tío. Y un par de besos.
Ay, las ganas.
Qué cosa más volátil y qué firmes, a la vez.
Habría que sacarles más partido.
Yo he sentido las mismas ganas tremendas de dejar de hacer todas las cosas de tu lista, excepto lo del tabaco, que ganas me dan de echarme a fumar, y lo de hablar de política, en la que sustituyo a los compañeros por los alumnos.
Como bien dices, siempre se puede llegar más lejos, siempre. Y eso te pasa.
Las ganas dejan espacio al entendimiento, o tal vez a la pura realidad diaria.
Si te fijas, aunque en un momento concreto hayas tenido ganas de hacer lo que planteas, los ejemplos que pones, producen cierto gozo placentero: hablar de política con los compañeros, un buen cigarro, una buena copa, generoso en enseñanza ajena, el tiempo perdido...
Un fuerte abrazo.
Las ganas son superadas por el placer.
Lolo, firmes cuando las tienes; volátiles porque a la menor dificultad parecen esfumarse. Pero supongo que de algún sitio tendrán que salir: a ver si lo encontramos.
Reyvindiko, se ve que estamos cortados por el mismo patrón. ¿Por qué será?
Javier, ¡has dado en la diana! ¡Las ganas son superadas por el placer! Entonces el truco está en que no hacer lo que no quieres hacer te produzca más placer. Un abrazo.
Claro, tiene que ser superior el bien que eliges, más amable que el que decides dejar.
También hay ganas de hacer, en positivo, que se esfuman.
Yo creo que nos movemos por deseos, pero no sé de dónde vienen, ni por qué se van. O sí.
¿Por qué siempre me reconozco en tus palabras, Jesús?
Un abrazo.
Hoy, Jesús, como tantos días, tu entrada llama a mi puerta y me pone, en los labios del corazón, unas palabras que desde niño bracean por mi necia memoria de agnóstico siempre en guardia, sin terminar de hundirse. Y quiero dedicártelas, porque creo que vienen como de molde para tus arrepentimientos menudos y para otras cosas de más fuste:
¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno escuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué estraño desvarío
si de mi ingratitud el yelo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el ángel me decía:
Alma, asómate agora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía!
¡Y cuántas, hermosura soberana:
Mañana le abriremos --respondía--,
para lo mismo responder mañana!
Lolo, yo creo que también sé de dónde vienen las ganas y por qué se van, pero nunca dejo de sorprenderme de lo implacables y convincentes que resultan cuando las tengo y lo lejanas que parecen al día siguiente.
Juan Antonio, será porque somos dos hombres con muchas ganas, pero con más debilidades.
Mi querido Benjamín, me has tocado el corazón con ese poema. Poemas como ese me libraron de hacerme agnóstico. Cuando la razón me decía que no, el corazón me decía que sí con poemas como ése. Un poeta que expresa con esa fuerza y ese lirismo el drama personal que yo siento tiene que decir la verdad. Y si no es verdad, me la sigo creyendo igual. Un abrazo de un hermano en la poesía.
Y quién no se ha hecho promesas para siempre alguna vez.
Yo tengo un axioma que me sirve:
Nunca digas nunca jamás.
Deseo que te sirva atí también.
Un besote.
Gracias, Tecla, por el consejo. Pero me temo que sólo lo puedo decir cuando las ganas se han esfumado. Un beso también para ti.
Hola Jesús,
Curiosa refexión en la que todos estamos implicados, cuántas veces decimos "yo nunca lo haría; de mañana no pasa; este año seré más organizado...". ¡Caray! y no hay forma, siempre acabamos repitiendo lo mismo, jeje... Pero hay que intentarlo ¿no? Por lo menos tenemos la intención.
Un saludo,
Raquel
Hola Jesús,
Curiosa refexión en la que todos estamos implicados, cuántas veces decimos "yo nunca lo haría; de mañana no pasa; este año seré más organizado...". ¡Caray! y no hay forma, siempre acabamos repitiendo lo mismo, jeje... Pero hay que intentarlo ¿no? Por lo menos tenemos la intención.
Un saludo,
Raquel
Sinestesia Gastronómica, qué nombre tan apropiado para tu blog. Sí, es la condición humana. Pero envidio a aquellos que una vez que se proponen no hacer algo no lo hacen. Un beso.
Huy, si yo te contara o contase...
Un abrazo de compañera de estas fatigas.
Mery, ya me siento menos solo en mi fracaso. Ahora me parece hasta bonito.
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