lunes, 25 de enero de 2010

El poder de tu nombre

Mis desgracias comenzaron con el primer año de educación obligatoria, a punto de cumplir los seis años. Me preguntaba el maestro mi nombre y yo rompía a llorar sin querer, porque me acordaba de mi madre llamándome con toda su dulzura. Sin saber explicármelo a mí mismo, yo comprendía que en aquellas milicias infantiles yo era uno más, que yo no era importante para nadie y nadie iba a besarme la frente si tenía un miedo o me hacía pupa. En labios del maestro mi nombre era un arma que me obligaba a hacer cosas, como si yo fuera una máquina, pero en labios de mi madre mi nombre era el sonido mismo del amor incondicional, el sentido de mi vida toda.

Es increíble que el nombre de uno tenga sobre uno un poder que uno no controla: te llaman por tu nombre y uno vuelve la cabeza, aunque lo pronuncie un indeseable. Sin embargo, ¡qué plenitud, qué colmo de dicha es que, entre las infinitas palabras, un amigo o una madre escoja tu nombre para llamarte con una sonrisa!

Si yo pudiera, enviaría el nombre de todos los niños asustados y solos, para que creyeran que los pronuncia una madre o un ángel incondicional en cuyo pecho ellos pueden recostar la cabecita asustada.

19 comentarios:

Yé dijo...

Querido Jesús; un intimo y certero relato veridico de la España de los sesenta encantador y muy tierno que abriga como un jerseis de lana echo a mano con agujas de molde, acaricia como el olor a pan caliente de un pueblo. embriaga como el calor suave bajo el peso leve de las mantas en los humedos y frios meses de invierno. Gracias. Esa memoria comun es compartida por muchos, también por mi Yé

Rocío Márquez dijo...

Y qué bonito es cuando la persona que quieres (y también te quiere) dice tu nombre en un susurro.
¡Ayyyyy! que coscones nos ponemos.
Y los niños necesitan besos, muuuuuuuchos besos. También porque es en sus boquitas donde suena más bonito cualquier nombre, ¿no te parece?
Bellísima entrada, un abrazo Jesús.

Dyhego dijo...

Don EPIFANIO:
Los egipcios, sabios ellos, decían que mientras tu nombre sea pronunciado no morirás por completo...

Respecto a tu entrada anterior, un amigo debe ser comprensivo sin dar la vara pero no tiene por qué fumarse un porro porque el amigo se lo fume; el amigo no tiene que abusar.

1 neutonio.

L.N.J. dijo...

"Mi pequeña criatura", escrita en mi bloc, va dedicada a ellos. No sé sus nombres, pero son niñ@s que necesitan mucho amor.

Saludos, Jesús.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Yé,a veces pienso que si uno se dedica a buscar el arte, la poesía, el placer y todo lo demás es porque ya no tiene a su madre.

Rocío, oh entonces uno levita y yo el primero.

Dyhego, deberíamos crear autómatas que repitan nuestro nombre por el espacio para la eternidad. En cuanto a la entrada de los amigos, no dije que uno deba fumarse un porro por su amistad con un porreta, sino que a lo mejor puede consentirle un porro en su propia casa, pero si el porreta es también tu amigo no querrá fumárselo si sabe que no te gustan los porros.

Jesús Cotta Lobato dijo...

LNJ, leí esa entrada tuya preciosa y me gustaron las imágenes que usaste para ilustrar esta misma idea. Un abrazo.

lolo dijo...

Hoy imprimo, y a lo mejor lloro.
El nombre.

Máster en nubes dijo...

ay, Jesús, que nos haces llorar hoy, mira que eres...

mangeles dijo...

Cuanta dulzura y belleza, amigo, Jesús.

Besos

Jesús Cotta Lobato dijo...

Lolo, pasar a tu papel es todo un honor. Un beso.

Máster, mañana intentaré haceros reír. Un beso.

Mangeles, cuando uno se encuentra con el niño que aún es por dentro, encuentra la belleza. Un beso.

Dana dijo...

Esta última entrada me ha gustado mucho!
El nombre es algo que creo que a veces marca, normalmente para bien. Me refiero a que es TU nombre. Forma parte de nosotros y cuando alguien que queremos lo pronuncia, muchas veces aunque sea una tonteria, aparece una sonrisa en el rostro.
Saludos :)

Jesús Cotta Lobato dijo...

Dana, por eso se dice en la Biblia que lo primero que hizo el hombre fue poner nombre a las cosas. Un saludo.

maite mangas dijo...

Qué precioso pensamiento, Jesús...me has hecho pensar lo bonito que me parece mi nombre dependiendo de quién lo pronuncia.

elpiyayo dijo...

Jesús Epifanio Cotta Lobato, nombre puesto con intención, pensado, que esconde el sentir de tus padres.
Tuviste un hermano, en el que tu padre puso las esperanzas de que fuese sacerdote, así que puso todo el empeño de que estudiara en el Seminario Diocesano de Málaga, craso error, tu tenias que haber sido el del Seminario y no yo ni Timoteo.
Yo tengo seis hijos, tres nietos y piso las iglesias en bodas y comuniones, pero me alegro del empeño que en mi pusieron, de no haber sido así, sería mil veces pero de lo que soy, porque podria serlo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Maite, tu nombre es bonito aunque lo pronunciara una mala persona.

Piyayo, la esperanza de tu padre es que fueras feliz y bueno. Si ser cura no te llevaba a eso (y yo creo que, conociéndote, no te habría llevado a eso), bien hiciste en salir del seminario.

Alejandro Muñoz dijo...

Apoyo la moción, Jesús.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Alejandro, escribí esta entrada entristecido por esos niños que han muerto solos y tristes bajo los escombros en Haití. Gracias por apoyar la moción.

Mery dijo...

En estos días de tanto niño sepultado bajo los escombros, huérfanos muchos de ellos, esta entrada se me hace el súmmum de la emoción. Te felicito y te lo agradezco.
Un beso

Jesús Cotta Lobato dijo...

En ellos pensaba cuando escribía esto, Mery.