Llegó a nuestro instituto Antonio Cabello y ha obrado el milagro de implicar a diez profesores para montar El retablillo de don Cristóbal. Yo hacía de enfermo. Iba con pijama y bombín. Y los alumnos, estupefactos de ver a sus profesores haciendo teatro, aplaudieron a rabiar.
Una de las frases que yo tenía que decir era "Tengo veinte duritos". En labios del director la frase cobraba una expresión y un realismo que a mí jamás se me habría ocurrido.
Estoy convencido de que hay trabajos en los que se aprende a fuerza de práctica, pero en otros no basta la práctica: es necesario un don. Y Antonio tiene ese don.
Gracias, Antonio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario