En la Edad Media no había puritanismo. Los pecados de la carne eran entonces sanos y brutotes. Un mozo labriego retozaba con una moza en un pajar, mientras el burro montaba a la burra. No había sex shops ni porno internáutico ni se decía eso de que hay que probarlo todo. A las naturalezas sanas no les hacen falta tantos estímulos. Se disparan pronto y bien.
El puritanismo llegó muchos siglos después y, cuando creíamos que había muerto, ha llegado una ola de puritanismo laico. Algún día os hablaré de él.
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