El otro día una alumna mía, que en mi clase de cultura clásica hemos bautizado como Afrodita, se dio cuenta de que yo era escritor porque vio a una mujer en el autobús leyendo un libro mío de no sé qué vírgenes.
Me puse muy contento porque alguien me había dicho que la portada de Las vírgenes prudentes, al contener un desnudo, disuadía a más de uno a llevar el libro por la calle. A esta señora ese hermoso desnudo no la disuadió.
Siempre me ha parecido que Ana y Jabo, de Mono Azul, dieron en la tecla con la portada de mi novela. Los diseños de sus libros son estupendos, pero el de mi novela me parece todo un hallazgo. Tengo un alumno tan encantado con la portada, que ha hecho un dibujo libre y bonito a partir de ella.
Gracias a Mono Azul.
Me puse muy contento porque alguien me había dicho que la portada de Las vírgenes prudentes, al contener un desnudo, disuadía a más de uno a llevar el libro por la calle. A esta señora ese hermoso desnudo no la disuadió.
Siempre me ha parecido que Ana y Jabo, de Mono Azul, dieron en la tecla con la portada de mi novela. Los diseños de sus libros son estupendos, pero el de mi novela me parece todo un hallazgo. Tengo un alumno tan encantado con la portada, que ha hecho un dibujo libre y bonito a partir de ella.
Gracias a Mono Azul.
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