en el día de santa Teresa de Jesús. Me han dicho que en el metro de Madrid han puesto hoy textos de ella y de Juan Benet. Yo, por mi parte, también pongo un texto de ella donde ella, a su manera, arremete contra esa manía de los confesores de atribuir todo lo raro al demonio.
“Una higa para todos los demonios, que ellos me temerán a mí. No entiendo estos miedos: ¡demonio!, ¡demonio!, adonde podemos decir: ¡Dios!, ¡Dios!, y hacerle temblar. Sí, que ya sabemos que no se puede menear si el Señor no lo permite. ¿Qué es esto? Es, sin duda, que tengo ya más miedo a los que por tan grande tienen al demonio que a él mismo; porque él no me puede hacer nada, y estos otros, en especial si son confesores, inquietan mucho, y he pasado algunos años de tan gran trabajo, que ahora me espanto de cómo lo he podido sufrir”.
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