Sé de un pueblo bien feúcho que lo único bonito que tiene es la iglesia, alta y antigua en el centro del pueblo. La quemaron en la guerra civil y aún sigue en pie. El pueblo sigue siendo, tontamente, feo y anticlerical: si al cura lo caparon y le metieron los testículos en la boca, fue por su culpa, porque estaba muy gordo. Y al sacristán lo empalaron por ser sacristán. Dos razones muy convincentes, ¿no les parece?
España está llena de pueblos feos con iglesias bonitas por fuera y quemadas por dentro.
España está llena de pueblos feos con iglesias bonitas por fuera y quemadas por dentro.
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