Debe ser muy difícil no presumir cuando uno tiene un cuerpo diez que todos admiran allí donde uno va. Lo aristocrático es vivir con la belleza propia como si no fuera tanta y buscarla en otros. Lo servil, lo propio de esclavos, es exhibir la poca que se tiene. Pocos son los que tienen madera de aristócratas. Vivimos en la época de los esclavos.
4 comentarios:
¿Hubo alguna época que no lo fue, querido Jesús?
Un abrazo.
Bueno, el cuerpo siempre ha sido importante, pero hubo épocas en que no era necesario invertir tanto en el propio cuerpo para parecer atractivo. Un abrazo
Bueno, a mí no me disgusta que algunas me exhiban su belleza. Eso sí, aristócratas vamos quedando poquitos... En realidad, nunca fuimos tantos.
A mí siempre me ha parecido muy aristocrático el tipo que está cuadrado pero fuma y bebe. Ese sí que derrocha salud y fuerza ¡y eso que no la cuida! Un abrazo
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