No suelo hablar de mis clases en esta bitácora, pero hoy hago una excepción en honor a una alumna mía de latín. Tiene síndrome de Down y corea con todos las declinaciones cuando las cantamos (cada declinación con una tonada), se sabe la lista de los dioses y cantó, con qué ilusión, en el salón de actos con los demás alumnos el Gaudeamus igitur y el Adeste fideles. Es la alumna más aplicada de la clase, la más obediente, la más hacendosa. Cuando explico cualquier cosa, me mira con toda su ilusión, para entenderme y seguirme.
Me enternece esa niña. Quiero agradecer aquí su existencia y que me haya tocado en suerte tenerla como alumna. Me recuerda que lo importante en mi vida no es si fumo o si dejo de fumar, si publico o no publico, si Descartes tiene más razón que Pascal o al revés, sino el amor que yo pueda dar para que una chica como ella siga siendo feliz.
Ex corde,
Jesús Cotta
6 comentarios:
Bueno, pues yo aprovecho para traer aquí a Tere, Margarita y Lourdes...tres niñas con Down que llenaron mi corazón y lo siguen llenando cuando las recuerdo.
Hace tiempo que no las veo, a ver si la Navidad y la vuelta a casa me dan la ocasión.
Un abrazo, querido Jesús.
Preciosa entrada. Mis mejores deseos para esta Navidad, y que Juanma vea a sus tres amigas.
Tienes muchíiiiisima razón. Y corazón.
A los tres os deseo una feliz navidad.
Sí señor. La niña que me pareció más guapa y buena y angelical de mis prácticas de Magisterio, del año pasado, fue una niña con síndrome de Down, de Infantil (tendría unos tres o cuatro años). Me es difícil explicar la perfección que transmitía.
En ella brilla DIos más que en los demás. Un abrazo, Jesús
Publicar un comentario