miércoles, 18 de febrero de 2009

Casi místico

No sé vosotros, pero yo, con la música, la poesía y la contemplación de la naturaleza, siento un anhelo de un no sé qué muy hondo y más grande que yo y que no sé lo que es, pero que es. Es un impulso a la belleza y lo infinito, un empuje hacia las estrellas, un ensanchamiento del pecho y una vibración similar a la que debe sentir la tierra reseca cuando le cae la primera gota de lluvia. Sin embargo, siempre me quedo en la primera gota. Nunca me inundo. Quisiera ser invadido totalmente por ese sentimiento, pero, como no tomo pastillas ni setas alucinógenas, nunca alcanzo el éxtasis del todo, aunque incendie el mundo para inspirarme, como Nerón incendió Roma.
Cuando salgo de mis minitrances, otra vez vuelvo al mundo, que, como dijo Nosequién, es demasiado cotidiano.

21 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Jesús,
siempre he pensado que la literatura, en general, es purificadora y que junto con la música, a la que llamo aire, suelen ser hipnotizantes, absorbentes. Respecto a la contempación de la naturaleza, dice Mircea Eliade en su libro "Lo profano y lo sagrado", siempre implica un sentimiento de religiosidad, incluso para aquella persona que no pertenece a una religión específica o simplemente no cree, pues esta, la naturaleza, nos da la impresión de pertenecer a algo más grande o la sensación de observar directamente a ése algo; no puedo decir si es cierto, pues no se lo he preguntado a un no creyente (en lo que sea), pero sé que cuando veo las montañas de mi pueblo bañadas por la luz dorada del sol de las cinco de la tarde, cuando regreso de la capital, es para mí una de las experiencias más placenteras y extaciantes que he vivido.
Saludos,

Mith

Máster en nubes dijo...

Ay, Jesús, qué razón tienes.

No hay día en el que una canción, una poesía o el campo no te den una alegría, grande o chica cotidiana. Sin éxtasis de ningún tipo, todo muy normalito, pero que 3 cosas más necesarias mencionas.

Y ya encima si el campo no está helador y luce el sol en esta tregua que nos ha dado el invierno, ni te cuento: no extasis, pero gloria da verlo y pasearlo.

José Miguel Ridao dijo...

En una palabra, unacosamugrandequenosepuexplicar. En dos palabras: im prezionante.

Olga Bernad dijo...

"Siento un no sé qué que no sé lo que es". El no sé qué que quedan balbuciendo... o lacosamugrandequenosepuexplicar.
Y sí, al final, la humildad de lo cotidiano.
La segunda o la tercera gotas son ya peligrosas, igual no es tan fácil volver:-)

Anónimo dijo...

Querido Jesús; tu eres un poeta.
comparto contigo la percepción de la belleza y la necesidad de contemplar y embriagarme de luz, de olor, de sonidos. Sentir, contemplar, quedar hipnotizado en ese encuentro de yo con lo que me rodea en comunión con la naturaleza. La belleza; ese estado de felizidad transitorio que nos levanta del suelo y en el que se pronuncia: "por esto merece la pena estar aquí, por esto merece la pena vivir" y aún sin quererlo se te escapan las gracias.
Si querido Jesús, también comparto eso. Y la poesía logra con su mágia transportarnos a ese estado de consciencia y levitación dificiles pero dichosos.
Está primaverando y se nota. se te nota mucho jesús
Un abrazo.
Gerardo

Anónimo dijo...

Por cierto Jesús; el próximo jueves 19, o sea, mañana, si quieres te invito a un encuentro con la poeta Aurora Luque en el Cep, de 5 a 8 de la tarde . Yo iré. así de paso charlamos un ratillo y me enseñas a liar esos cigarrillos antes que dejes de fumar. jejeje
Gerardo

Anónimo dijo...

Ahora que hablamos de poesía y de bosque y belleza y pensamiento y; os recomiendo "Dias en el bosque" de Vicente Valero. publicado en Visor. Premio Loewe del 2008.
de nuevo Gerardo

Juan Antonio González Romano dijo...

¿Qué sería de esta vida sin la naturaleza, la música, la literatura? La verdad, asusta pensarlo.
Y Jesús, mejor una gota sin artificio que un embebecimiento místico artificial, ¿no crees?
Por cierto, yo también estaré mañana en el curso del CEP con Aurora Luque.

Anónimo dijo...

Parafraseando (a lo cutre) a Mimnermo:

"tís dè bíos, tís dè terpnòn àter kaloû enthousiasmoû;"

Jaimito

Alonso CM dijo...

El apego a la realidad hace que no pases a otra fase más profunda. Si lo consiguieras, terminarías como el maestro Juan Ramón. Tanta sensibilidad acaba haciendo daño.

Un saludo

Jesús Cotta Lobato dijo...

Querido Mith: esa misma sensación me embarga a mí ante la contemplación de la naturaleza. Qué bien que Eliada exprese mejor que nadie lo que sentimos.
Jo, Máster, ¡qué rabia vivir en medio de la ciudad y no poder escaparme al campo que tan bien describes!
José Miguel, Jesulín lo expresó aún mejor que Eliade.
Olga, me has convencido: me contentaré con la primera gota, no sea que.
¿Así que se me nota la primavera? Esto no es nada con lo que os espera, Gerardo. Respecto a lo de Aurora Luque, a ver si tengo hueco mañana y os veo a ti y a Juan Antonio.
La verdad es que no conozco el colocón artificial (salvo el etílico).
Jaimito, traduzco y corrígeme (eso sí, supongo que el seguno tís es un tí): ¿qué vida hay, qué placer puede haber sin la hermosa posesión divina?
Miradmealmenos: lo dicho, me quedaré en la primera gota. No quiero que la poesía haga daño (ni a mí ni a nadie).

Anónimo dijo...

Pues sí, pido disculpas porque me depisté con el neutro. Gracias Jesús, ¡no se te pasa ninguna!; yo no lo habría traducido mejor.

Jaimito

Anónimo dijo...

A mí me pasa con las mujeres, Jesús. Y, por suerte, el éxtasis lo alcanzo con frecuencia. Y ellas. Ayer me lloró una, de pura edmoción. Tal vez algún día lo cuente.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Se ve, Octavio, que tú no te contentas con la primera gota. Por eso la emoción.

Anónimo dijo...

El que ve a Dios, muere.

Lopera in the nest dijo...

Ejercicio para no dormir esta noche:

Imagina que pones uno detras de otro los número primos. Y te preguntas: ¿Es infinita la sucesión de números primos?. Y entonces dándole vueltas no puedes dormir. Y te dices: Voy a imaginar que es finita. Es decir hay un número primo donde acaban todos. Y entonces coges "todos esos numeros primos que acaban en el que has decidido que es el último y los multiplicas y al resultado le sumas la unidad", y descubres que el resultado es un número primo, deduces por lo tanto que es infinita la sucesión de número primos, y entonces sientes el mareo del concepto de infinito.

Y si consigues dormirte, la noche siguiente intenta entender como se ordenan.

Eso es Poesía!.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Reyvindiko, es difícil decir tanto con tan pocas palabras. Son estremecedoras y esperanzadoras.
Lopera, deberías escribir un libro (yo quisiera, pero no puedo) acerca de la poesía de las matemáticas. Pascal y Descartes se acercaron a Dios a través de ellas.

elpiyayo dijo...

A todos los poetas que les gusta la contemplación, la belleza, el olor a tierra mojada, a pan nuevo como decia Miguel Hernandez, a todos cuantos casi entrais en trance deleitando un plato de jamón iberico, de aceite de oliva recien exprimido, de una piel suave, fina, fugaz y sutil como los petalos de las amapolas que crece entre el verde de los campos recien regados por el rocio.
Ya os queria yo ver cavando los encuentros de unos olivos y cortando sus sierpes, ordeñando cabras, limpinado corraletas, etc.., es como todo, unos componen, hacen, trabajan y otros lo disfrutan.
Es gracioso, quien come de la belleza a unos los llaman artistas y a otras ..........quienes la contemplan a unos misticos y a otros voyeurs, a unos naturalistas o ecologistas y a otros catetos. Creo que lo mejor es disfrutarla, vivirla y sufrirla, esto ultimo seria un torrente no una gota, pero tanta belleza y contemplación te saca de la realidad, vivirla te puede hasta embrutecer y sufrirla matarte.

Mery dijo...

Quizás sea ese estado de elevación del alma a Dios que tan bien describían los filosofos cristianos (Santo Tomás, San Anselmo, San Agustín...)

En cuanto a empaparte por completo, todo a su tiempo.
Un abrazo

Jesús Beades dijo...

He ahí la poesía: un texto que despierta en nosotros un deseo, y lo satisface en parte. Que decía Lewis, además.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Bueno, Piyayo, no todos los poetas tienen las manos delicadas. Nuestro Miguel Hernández también sentía estos arrebatos místicos y era pastor. Los campesinos, por muy dura que sea la tierra, siempre han tenido más cerca a Dios que los urbanitas.
Mery, sí, ese anhelo de infinito es anhelo de belleza y de Dios.
Jesús, me acabas de dar una cita de Lewis que yo desconocía, pero que define muy bien lo que yo siento ante un buen poema: abre una puerta que yo no sabía que existía o bien que yo no podía abrir. Un abrazo a todos