miércoles, 25 de febrero de 2009

El principio de causalidad

Llevaba yo a mis niñas al cole y la pequeña me preguntó por qué estaban encendidas aún las farolas si ya era de día.
-¿Quieres que las apague? –le pregunté. Fue una machada por mi parte, lo reconozco.
-¡Sí! –respondió ella.
Entonces, con un gesto mágico de la mano, les ordené a las farolas que se apagaran. ¡Y se apagaron!
Desde ese día, desde ese guiño de Dios, me costó mucho explicarles a mis hijas que yo no tenía poderes. En ellas, gracias a una casualidad, funcionó el principio de causalidad, que debe ser una idea innata: si A sucede justo antes de B, A debe ser la causa de B. Y, para desmontar ese razonamiento, tuve que hacerles una adaptación curricular de la crítica de Hume al principio de causalidad.
Desde entonces no hay alumno mío que no lo entienda.

15 comentarios:

Juanma dijo...

Pues, a partir de aquí, sugiéreme qué hago yo con mis niños: ¿me la juego con alguna machada cuando se dé la ocasión o mejor me quedo quietecito? Partiendo de la premisa de que Hume nunca me puso mucho, la verdad.

Un abrazo, querido Jesús.

Er Tato dijo...

¡Oye! Pues comparte la machada. Me refiero a la adaptación curricular, claro.

Saludos

José Miguel Ridao dijo...

Mis hijos también están convencidos de que tengo poderes, especialmente desde que saqué al mayor un correpasillos de la oreja. Se quedaron flipados, y yo les dije que era "superpapá", con el saltito en escorzo correspondiente. No pienso desmontar ningún principio: si antes no había nada dentro de la oreja y de repente aparece un correpasillos es que papá es un "mostruo", faltaría más.

Ranzzionger dijo...

Pues a algunos nos vas a tener que hacer esa misma adaptación para que entendamos la crítica de Hume. Me imagino que ese mismo recurso fue el que utilizó el primer hombre del paleolítico que entendió el mecanismo del fuego, para poderse quedar con los mejores filetes de mamut. Ya se sabe, por el Hume se sabe dónde está el fuego. Un abrazo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Bueno, a mí Hume tampoco me pone, pero he de reconocer que algunos argumentos suyos son implacables. En cuanto a la machada, permítetela. Si sale mal, siempre le darás a tus hijos la oportunidad de quererte mucho aunque no seas mágico.
Bueno, Tato, la adaptación curricular es la anécdota. Hume decía que el principio de causalidad se basaba en una conexión entre la causa y el efecto, pero no tenemos impresión sensible de esa conexión, sólo del fenómeno A y después del fenómeno B, la mente inventa la conexión causal para relacionar ambos fenómenos, pero no hemos percibido causalidad ninguna, sino sólo una sucesión temporal y a veces una contigüidad espacial. Para que lo entiendan, les cuento la anécdota a los alumnos. Un abrazo.
Muy bien que haces, José Miguel, y aunque te saliera mal, nunca dejarás de ser mágico para tus hijos.
Razzionger, me he atragantado con el Hume del cigarro por culpa de tu chiste. Un abrazo

El Africanito dijo...

la forma de crer que tienen los niños es muy diferente a la de los mayores, a mi me gustaría conservarla hasta que me muera aunque es muy dificil.
Yo le quito los dolores de cabeza al mio poniendole la mano en la frente y le digo que el dolor pasa a la mano, luego lo tiro al suelo lo piso y lo retuerzo con el pie y el medice que se le está quitando, eso me confirma que la fe mueve montañas.

un saludo mu apretao.

Anónimo dijo...

Jesús, yo, como tus hijas creo que tienes poderes.Aqui estamos un montón de gente leyendo lo que escribes.Cuando la gente te sigue, por algo será.
Oye , te he mandado un correo a la dirección que yo tenía, contestame porque no sé si es correcta.
Abrazos.

elpiyayo dijo...

Bueno, bueno, jugando a ser Dios y luego te costó trabajo que tus hijas te destronaran, de todas formas te hubiesen destronado con el tiempo. Mi hija me destronó cuando escribió la palabra "merchero" en una redacción y le puso su profesora una falta, ella lo discutió porque su padre no decia mechero y con ese razonamiento fue a la profesora.
Me enteré a los veinte años de ocurridos los hechos. A ella le sirvió para ver cada dia más defectos en mi y a mi para decir mechero bien dicho despues de pasados los treinta. Ahora es médica y yo su peor paciente, lo que no sabia ella, que como yo, habia tantos.

El Africanito dijo...

Querido Piyayo,
se debe escribir y hablar bien, pero lo mas importante es la intencion, seguro que la tuya es buena.

un saludo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Lo dicho: las entradas deberían ser comentarios como los vuestros, tan sabrosos. Africanito, voy a utilizar tu técnica. Yo, como tu hijo, creo que tus manos tienen poderes.
Antónimo, si tengo poderes, son poderes melifluos y vacuos: los de la palabras, que cautivan oídos, pero no dan nada. Pero gracias.
Piyayo, tu hija te sigue teniendo en un altar, digas mechero o merchero. Por cierto, también yo decía merchero.

Jesús Beades dijo...

Merchero: encendedor de mecha que da fuego y calor, como la Merche (la tía más buena del barrio del que inventó la palabra).

Jesús Cotta Lobato dijo...

Jesús, ¡qué buena definición para tu diccionario! Por cierto, ¡qué ganas de ver a la Merche!

Héctor Meda dijo...

Hola,

Graciosa anécdota. En mi opinión el principio de causalidad es mecanismo mental que usamos. Vamos me muevo en la onda de Kant

Saludos

Granito dijo...

Mi padre nos tuvo semanas alucinados con sus poderes de adivinación pues a la vuelta del trabajo nos decía, "hoy has marcado un gol en el recreo, y tú te has peleado" y cosas así. Se pasaba por el colegio y preguntaba a las profesoras, además de que era, y sigue siendo, muy intuitivo. Decía riendose que tenía ojos en la espalda. Yo lo de los reyes lo tengo claro pero de eso aún dudo a veces...
Saludos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Granito, ¡eso sí que es tener poderes! ¡Bendita ingenuidad la de los niños, que se lo creen todo de su padre, y bendito amor el de sus padres, que quisieran tener poderes para proteger a sus hijos! Un abrazo