martes, 19 de enero de 2010

El tiralíneas

En 1º de BUP di para mi desgracia dibujo lineal, yo, que nací para lo curvo y lo irregular. Todos mis compañeros se compraron un rotrin, que por entonces era el último grito y costaba cinco mil pesetas.

-Mamá -dije-, soy el único sin rotrin en clase. Quiero uno.

Mi madre, como no andábamos muy boyantes en casa, me invitó a utilizar el tiralíneas, como todos mis hermanos.

Protesté, grité, lloré, me porté como un niñato. Y mi madre entonces me dijo que, si tanto quería el rotrin, lo sacara de mi cuenta corriente, donde tenía guardado el dinero que me habían regalado en mi primera comunión: exactamente, cinco mil pesetas. Como me negué, me tuve que tragar mis protestas y resignarme a aquel tiralíneas, con el que se me corría la tinta.

Mis dibujos eran más bien abstractos, llenos de texturas, raspaduras, recomposiciones a mano alzada y borrones. Un primor que el profesor me consentía porque yo le había dicho que no tenía dinero para un rotrin.

Gracias, mamá. Gracias, profesor.

16 comentarios:

Ángeles dijo...

Imagínate mis dibujos lineales para que mi profesor me dijera que yo iba para médico.
Un beso

Dyhego dijo...

Don EPIFANIO:
La economía familiar tampoco me permitió ni tener rotrin ni tiralíneas, hacía los dibujos con un rotulador. El profe de dibujo era una bellísima persona y sin duda pasó por alto esos detalles.
(Por eso estoy hipersensibilizado con esos temas y con mis alumnos).
Gracias por haberlo recordado.
1 neutonio.

Capitán dijo...

La línea de la educación la dejó tu madre clara, sin un borrón, ojalá ahora fuésemos capaces de mantener esa actitud con nuestros hijos.

Un abrazo

lolo dijo...

Genial fue el dibujo que tu madre diseñó para que tú pudieras expresar tu arte abstracto.
Magnífico el profesor que comprendió que los medios no son los fines.
Lo veo claro, lineal.

El alegre "opinador" dijo...

Si te pilla uno que yo me sé, que mira desde su ventana, te planta un cero. Je, je, je. Y pensar que los rotring míos de la carrera se pudren en un cajón porque ya no se dibuja nada de nada a mano.
Un abrazo.

mangeles dijo...

Ah...pues a mí se me da muy bien dibujar. No profesional, pero sí para sacar nota.

De niños, mi hermano el mayor y yo, nos pasábamos horas dibujando y calcando dibujos (con el papel blanco de las cajas de galletas María)...Mi padre nos traía lápices normales y lápices de esos gordos, que por un lado eran rojos y por otros azules, de la fábrica. Ellos los utilizaban para marcar las piezas de metal.


Él hizo Formación Profesional, delineación....y yo el BUP...para pasar las clases estabamos bien, y para sacar nota, yo le hacía los dibujos figurativos y él me hacía los lineales....¡con nota los dos¡

Besos, Jesús.

Alejandro Muñoz dijo...

¡Ya estoy aquí!
¡Esto tiene solución!

Yo te enseño a dibujar con tiralíneas y tú me explicas cómo escribir un verso.

¿Ves qué fácil?
¡Todo arreglado!

Jesús Cotta Lobato dijo...

Ángeles, bienvenida al club de los ineptos de la línea. Seguro que somos buenos en otras cosas.

Dyhego, en eso nos parecemos. Yo también soy muy sensible a ese problema. Tuvimos suerte de tener profesores buenos. Un neutonio cargado de afecto por tu reseña y por tu foto del libro: ¡la deberían colgar en un periódico! Es estupenda para una promoción.

Capitán, yo creo que los padres de hoy no podemos evitar repetir patrones de los nuestros y a la vez ser hijos de nuestra época. Entre esas dos orillas nos movemos como podemos. Un abrazo.

Lolo, era un buen profesor que muchos se tomaban a chacota, pero que enseñaba bien y sabía que éramos personitas, no maquinitas de aprender. Y de mi madre ¿qué puedo decirte sin que se me salte una lagrimita?

Alegre opinador, ¡lo que son las cosas! Yo lampando por un rotrin y ahora resulta que ni se usan. Creo que el de la ventana también sería comprensivo.

Mangeles, ¡y luego dicen que la familia es un rollo! En tu caso fue una simbiosis perfecta. Un beso.

Alejandro, ¡trato hecho!, aunque, te aviso, mi manera de escribir versos y de enseñar a escribirlos es tan caótica como la de trazar con el tiralíneas. Un abrazo, amigo.

Las hojas del roble dijo...

Me has recordado mi primer MD: primero de BUP, Dibujo...

Máster en nubes dijo...

Ay, Jesús, el rotring ese se las traía, pero el tiralíneas daba miedo. Me acuerdo con horror del dibujo técnico, mis hermanos se pasaron un verano, o dos, repitiendo láminas y más láminas, un horror. Con lo bonito que es el dibujo libre y sin cortapisas, las ceras Dacs, las témperas o la plastelina ja ja... no sé, algo que exija menos tiento. Un abrazo,
Aurora

Juanma dijo...

En mi vida he sido capaz de dibujar una línea recta. ¡¡Y es cierto, no recordaba el precio del rotrin: y era ése!!

Y qué cochina esa tinta, Jesús, siempre corriéndose...

Abrazos.

elpiyayo dijo...

Hombre de pocas seseras y quejica, tu no ibas a ser el único con rotrin "pichita", yo heredé un tiralineas impoluto, pulcro de mi hermana, que a su vez pasó a manos de mi siguiente hermano, pero lo más gracioso, llegó a manos de mi hija, pues yo si compré rotrin para ella, ahora es médico la chiquilla, pero tranquilos que ella no hace operaciones, mete gomas por el culo y por la boca, ella dice que las gomas son diferentes, pero yo no me lo creo.
Por cierto, yo era el mayor experto en quitar borrones con una cuchilla de afeitar y tiza, siempre me ocurria terminado el dibujo.
Ah, tambien le clavé el tiralineas a un compañero por volcarme el tintero, que eso era otra, se me dobló y lo tuve que afilar con lija.
Ahora soy charcutero y me encantan las navajas y cuchillos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Hojas, es que íbamos para poetas.

Máster, eso digo yo. ¡Si me hubieran permitido echar a volar mi imaginación con todos los colores, me lo habría pasado bien! Eso sí, no podría dar las gracias al profesor y a mi madre.

Juanma, las tintas no tienen derecho a correrse, pero las muy jodías se corren.

Draco, gracias por la información. Entiendo su alegría. Y le deseo toda la suerte.

Piyayo, yo creo que ese tiralíneas fue el que usé yo también. ¿No era naranja? Y a mí me tuvisteis que enseñar eso de raspar con la cuchilla de afeitar, pero ni eso se me daba bien. Un abrazo.

Olga Bernad dijo...

Portarse como un niñato cuando se es un niño no es ningún pecado. Esos lloros son más que perdonables. Pero gracias a tu madre, a ese tiralíneas y a tu profesor, te fuiste haciendo hombre.
A ver si lo hacemos igual de bien con nuestros hijos...

Juan Carlos Garrido dijo...

Me tomo la libertad de citarte en mi blog, para inspirar una entrada en la tuya.

saludos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Olga, gracias por sacar las mejores conclusiones de esta anécdota. Estoy seguro de que eres una buena madre.

Sombras chinescas, es para mí un honor. Recibe mi abrazo.