miércoles, 29 de octubre de 2008
La tontada esa de ser auténtico
En cierto programa de televisión la estrella de la noche era una española de poca valía artística cuyo único mérito era haber enseñado las tetas a toda España cuando España estaba ansiosa de tetas. Entonces los contertulios dijeron de ella lo menos cuatro veces que era una mujer muy auténtica, que había luchado en lo que creía y que no era hipócrita sino que se mostraba tal cual era. Como no podían decir de ella que era gran artista ni innovadora ni especialmente bella ni culta ni inteligente, decían de ella que era auténtica, algo que se puede decir de cualquiera, porque, total, siendo uno como es, ya es autentiquísimo. Lo que no me explico es cómo un concepto tan vacuo puede tener tanto éxito. ¿Será que somos unos vacuos?
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4 comentarios:
Hace un rato alguien me recordó a ti. Saludos,Jesús.
¿Qué decir de tu comentario?
No sé…
Somos barro, puro barro… y necesitados de espíritu, de vitalidad, de ingenio, de educación, de valores… necesitados de esa riqueza que no se polilla, que no entra en crisis.
Saludos también para ti, querido Aloisius. Cuando el barro se impregan de esos valores y de ese espíritu, cuando encuentra algo más grande que él, entonces sí que encuentra su sentido y es auténtico. Ahí sí vale la pena utilizar la palabra auténtico. Ex cordre
Querido Jesús, no somos vacuos, lo que pasa, es que en esta (nueva España),han cambiado los valores,y cualquiera es un personaje famoso,¿no te parece?
Tienes razón: no somos vacuos. Pero como bien dices, algún vacuo famosillo por ahí sí que hay. Un beso
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