A mis cuarenta años aún tengo la mentalidad de un pipiolo. Me di cuenta hablando una vez con la madre de mi amigo Felipe, a quien envío desde aquí un abrazo. Yo había dejado de fumar y les aseguré que fumaría con sesenta años, cuando ya me diera igual la salud. Entonces la madre de mi amigo me dijo: “¡Qué va, joven! Cuando tengas sesenta años estarás más preocupado por la salud que ahora y dirás cosas como “Voy a cerrar esta ventana, que parece que entra fresco y me voy a resfriar”.
La madre de mi amigo, con toda delicadeza, naturalidad y sensatez, me enseñó varias cosas que no he encontrado en ningún libro:
1. Nunca nos da igual la salud.
2. A los sesenta años tendré tantas ganas de vivir como ahora o más incluso. Si valoro la salud a los cuarenta, ¿por qué no iba a valorarla a los sesenta?
3. Despreciar a mis cuarenta años los sesenta que me esperan es propio de adolescentes que creen que nunca llegarán a esa edad. Todos somos en el fondo el viejo que llegaremos a ser. Despreciar la vejez es despreciar la juventud.
Y más cosas.
Gracias, señora.
7 comentarios:
Yo también me defino como pipiolo cuarentón. De hecho, a veces sólo se hace consciente de que ya va siendo mayor cuando los demás lo llaman "señor" o le hablan de usted. Es difícil admitir, mirándonos al espejo, que ya somos lo que, cuando teníamos apenas veinte años, considerábamos "un señor mayor".
Dicho lo cual, los cuarenta es una edad estupenda, y espero (de hecho, estoy convencido de ello) que al llegar a los cincuenta pueda seguir diciendo lo mismo de mi nuevo decenio.
Coincido contigo en que los cuarenta es una edad estupenda. Resulta que a esa edad uno es ya un señor respetable, pero a la vez es joven y tiene mucha vida por delante, la suficiente ilusión como para hacer cosas nuevas y la suficiente experiencia como para no hacer muuchas tonterías. Al menos eso espero. Ex corde
Pues para mí los próximos son los sesenta. Y con tu permiso copio y pego:
Resulta que a esa edad uno es ya un señor respetable, pero a la vez es joven y tiene mucha vida por delante, la suficiente ilusión como para hacer cosas nuevas y la suficiente experiencia como para no hacer muchas tonterías.
O sea, que vivir es sólo eso, vivir.
Lo mismo que he dicho de los cuarenta lo diré, si Dios quiere, cuando vaya a cumplir sesenta, como tú. Un abrazo
No sé si se es más consciente o es que una ve las cosas diferentes a los cuarenta, pero la verdad es que es una edad llena de posibilidades. En cualquier caso, estar vivos supone eso, disfrutar de cada año por la importancia que tiene en sí mismo.
Saludos
El problema de los 40 son los clichés. Se supone que con 40 ya no te deben gustar cosas que te gustaban con los 20... ¿Y qué pasa si te gustan? ¿Y si las quieres seguir haciendo? ¿Y si no encajan en el molde de lo que se debe hacer con 40?. Y es que Un@ es el mism@ con 20,30,40 y 60 y a veces se ve rar@ si con 20 se hacen cosas propias de los 40 o al revés. Los estereotipos, que limitan y trastornan.
Ihs, pues entonces mandemos los estereotipos a la porra. Si somos buenas personas, los clichés sobran. Un saludo.
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